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— Siéntate.

La orden es dura y Kihyun obedece sin perder el tiempo.

La mirada que tenía el alfa en ese momento no era para nada parecida a los ojos con los que Kihyun se había encontrado mientras follaban. De la intensidad y el deseo que antes habían abrumado sus ojos grises ahora ya no quedaba nada, salvo frialdad y completa indiferencia.

Kihyun se sentó en la silla frente al gran escritorio de aspecto costoso y aguantó la respiración lo mejor que pudo. No podía evitar sentir que cualquier movimiento en falso terminaría con su cabeza en una bandeja de plata si no era lo suficientemente cuidadoso, y pensando lo más rápido posible, llegó a la única conclusión que creía podía salvarle el pellejo en un momento esencial como ese.

Fingiría que no lo conocía.

— ¿Qué te trae a mi oficina? — la voz del alfa hizo que se sobresaltara, asustado como un niño descubierto en alguna travesura, bajó la cabeza en señal de respeto y rendición.

Kihyun detesta como su instinto de omega comenzara a florecer dentro de lo más profundo de su ser obligándolo a doblegarse ante aquella inhóspita mirada. Pero no podía evitarlo, era su instinto de supervivencia más básico haciendo el trabajo por él.

— E-estoy... ayudando con su nuevo caso. Alfa Shin me puso a cargo de unos documentos y aquí lo traigo. — dijo, arrastrando la carpeta al alcance del gran alfa Son.

El alfa tomo la carpeta y leyó la primera página, encontrándose con un post-it que Kihyun había pegado indicando el mejor plan de acción.

— ¿Con que una citación?

— Están ocultando información.

El alfa cerró la carpeta alzando una ceja. — Lo único que tenemos es el testimonio de la víctima, ¿Qué te hace creer que encontraremos más? Lo más probable es que nos ahoguen en papeleo.

— Si hubo una habrán otras. Las finanzas no cuadran, algo extraño está ocurriendo ahí.

Impresionado, el alfa recostó la espalda en su asiento y lo miro con otros ojos.

— Eres un pececito inteligente. ¿De dónde te sacó Hoseok?

Sonrojándose como colegiala, Kihyun bajo la mirada.

— Del piso 48, alfa.

Por como lo miraba, Kihyun se preguntó si aquel impresionante alfa se había olvidado ya de él y de la noche que habían pasado juntos.

Detestaba sentirse decepcionado, pero aquello era justo y como se sentía en ese momento.

— Déjame el resto a mí y a Hoseok. Regresa a tu piso. — le indicó con frialdad, señalando la puerta.

— Como diga, alfa.

Bajando la cabeza, Kihyun se levantó para marcharse de allí, feliz de por fin escapar de aquella jaula y respirar otra cosa que no fuera el sensual aroma de aquel alfa.

— Detente.

Parando sobre sus talones, justo a tres pasos de llegar a la puerta, Kihyun se volteó para encontrarse con la mirada antes gélida del alfa ahora puesta sobre él con un dejo de diversión.

— No eres tan atrevido sin un whiskey en la mano. — puntualizó, su mirada clavándose en los ojos marrones de Kihyun tan profundo que por un segundo creyó podrían talar un hoyo en su cráneo.

Nervioso, dándose cuenta por fin que su identidad no había pasado desapercibida, Kihyun se removió sobre sus zapatos al mismo ritmo que el escalofrió que recorrió su espina dorsal.

Say my name [sh+kh] [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora