San...¿Yoonbin?... Jihoon...
¡Jackson! ¿Jackson? No, no, definitivamente el omega no tenía cara de Jackson.
Hyunwoo jugueteó con el bolígrafo entre sus dedos y con su mirada perdida divagando hacía el cielo azul que acompañaba su oficina. Estaba tratando de ponerle un nombre al rostro que lo seguía con vergonzosa regularidad, pero el juego había dejado de parecerle divertido al segundo día y ningún nombre calzaba.
Era frustrante, totalmente inconcebible.
Trató de controlar su impulso a esas alturas natural de pensar en el omega, y dejo que la voz irritante de su madre zumbara como una mosca a su alrededor para que pudiera ordenar por fin su cabeza.
Aquello tenía que parar.
Había cometido todo tipo de locuras a lo largo de la semana. El idiota en el que se estaba transformando había regresado al 207 un sábado, en lo que era posiblemente su decisión más estúpida a la fecha y solo había logrado hundir el puñal en su ego tres centímetros más.
El omega no estaba allí. El barman lo había mirado con ojos extrañados y se sintió todavía más idiota por preguntar, sus ganas de verlo solo hicieron que su magnífica fachada se trisara de la impaciencia.
Aun así lo espero por casi tres horas, y al final de su paciencia se convenció de desquitarse con su recuerdo conquistando a un omega castaño con ojos del mismo color cuyas facciones eran demasiado redondas e incorrectas como para entretenerlo, pero aquello no había terminado en buen puerto tampoco.
O para ser más sincero, ni siquiera habían zarpado del puerto.
El martes debatió sobre preguntarle a Shin por el débil aroma a omega que sus fosas nasales rescataban de su traje y que todo en sus adentros reconocían como el omega a quien deseaba, pero había desechado su impulsiva idea enseguida.
En su línea de trabajo una pregunta mal formulada podía entregar más información que la respuesta en sí y Hyunwoo sabía que intentar aquello con Shin era demasiado riesgoso. Su asociado era inteligente y él no podía permitirse que alguien se enterara que estaba prendado de un omega, mucho menos que se descubrieran que estaba involuntariamente enlazado para más remate.
Tenía una vida que vivir, metas que cumplir. Su reputación lo era todo.
Así que el desgraciado de Hoseok se había ganado su odio, repudio y aversión solo con existir. Hyunwoo a veces lo lamentaba, porque bajo la fachada de un alfa correcto podía ver a un cabrón difícil de complacer y quisquilloso en sus gustos que podía ser divertido de molestar y que además era bueno en su trabajo, pero de los cinco días de la semana al menos en uno llegaba oliendo al omega y a Hyunwoo eso lo sacaba de sus casillas.
Estaba tratando de concentrarse en su trabajo, de olvidarse de su vergonzoso desliz.
Pero cada maldito día su mente insistía, uno tras otro, en pensar en él.
No necesitaba el rostro de Shin ni su aroma mezclado al del omega para recordarle que no era el ser omnipotente que creía ser, aquel con la vida perfectamente planeada, con los contactos correctos y el apellido poderoso. Un omega lo había derrotado, lo había desestabilizado.
No necesitaba que le recordaran que el único omega que había deseado ver otra vez fue el único que se le había escapado. Eso era sal a la herida y Hyunwoo estaba tratando de enfocarse. Tenía que olvidarlo y superar aquella noche, pero como si las palabras del doctor fueran una profecía, todo acababa igual.
Descontrolado, irritable, desconcentrado y lleno de cuestionamientos que nunca antes había siquiera pensado.
El bolígrafo giró en su mano una vez más mientras la voz de su madre, con su usual tono melodioso que hacía sonar a suave petición la orden más severa irrumpió el deporte preferido que tenía desde los siete: ignorarla por completo.
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Say my name [sh+kh] [Adaptación]
FanfictionKihyun no es el tipo de omega de tener cosas de una sola noche, hasta que lo tiene. Son Hyunwoo es un alfa iniciando su temporada de cortejo. Ambos se conocen por casualidad. [ADAPTACIÓN] Todos los derechos a Caro Rodd, una grandiosa escritora q...