Capitulo 5: Ran

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Sé que había dicho que castraría al idiota que me siguiera hasta mi casa, pero ahora Rindou dormía profundamente a mi lado.

Llegó a mi casa horas después de que peleáramos en el antro, una cosa llevó a la otra y terminamos devorando al otro.

También me había enterado que tenía un hermano, si a si estaba el menor no quería ni imaginar cómo estaba el mayor

El tatuaje en la mitad del cuerpo de Rindou se contraía y relajaba con cada respiración suya.

Me levanté de la cama tratando de no despertarlo, fui hasta él y con sumo cuidado le quité uno de sus cabellos.

De igual manera entré a mi estudio cerrando la puerta detrás mío y puse su cabello dentro de su carpeta que armé horas atrás, solo me faltaba su ADN y apellido y ya había conseguido los dos.

También tenía un huella dactilar de Kakucho que dejó en el cenicero, me preguntó si la llegará a meter en el sistema de la policía encontraría alguna considensia con los cadáveres de Bonten.

Naoto mataría por esas carpetas que tenía en mi poder.

Salí del estudio y Rindou me aprisionó contra la pared, hundió su cara en el arco de mi cuello dejando varias marcas en él.

-¿Sabes cuantas noches fantasie con hacerte mía?

-¿De qué hablas Rindou?- A este paso me quedaría sin caderas.

-Eres la única amiga que Kokonoi ha mantenido a su lado después de tantos años- dejó de besarme el cuello para verme a los ojos -Debe haber algo interesante en ti y quiero saber que es.

-No creo que le haga mucha gracia a Sanzu.

-Me importa poco lo que ese imbécil quiera.

Bajó su mano a mi entrepierna y presionó sobre mi ropa interior. Lo deseaba.

-Ah.

Un pequeño gemido logró escaparse de mis labios.

Pero otra vez el maldito teléfono sonó.

-Ahora vuelvo muñeca- me dejó ahí parada un par de minutos y cuando regresó ya estaba completamente vestido. -Me tengo que ir Naoko, Mikey nos quiere ver de emergencia.

Que se joda Mikey.

-Cierra al salir- me di la vuelta sin despedirle de él.

Estaba profundamente dormida cuando sentí como acariciaban mi cabello, hizo que el corazón se me parara por unos instantes hasta que reconocí el perfume de Sanzu.

-Casi me da un infarto imbécil.

-Buenos días para ti también Satō- Sanzu estaba acostado a un lado mío viéndome con sus profundos ojos azules.

Aún estaba oscuro afuera debía ser de madrugada, mire la hora en mi celular y eran las cinco de la madrugada.

-Necesito un favor... lo compensaré cómo más gustes- Era la primera vez que me hablaba sin exigirme nada, eso no me da buena espina.

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