Capítulo 26

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Intentó calentar sus manos con la ayuda del vaho de su boca. La estación de invierno estaba próxima a terminar, pero las mañanas parecían no enterarse y llegaban a bajas temperaturas de todas formas. Ilya esperaba impaciente al viejo Igor en las puertas de la mansión cuando salían los primeros rayos al alba.

-Abreme la puerta. -Pidió gruñón mientras buscaba apoyo con su bastón. - Este frío se me cuela hasta en los huesos. -Se quejó una vez dentro del auto calefaccionado.

-¿Necesita hacer alguna parada o lo llevo directo a las oficinas? - Preguntó Ilya conociendo al viejo.

-Pasemos por un café, el de la oficina es horrible. - Sonrió satisfecho, pues él también deseaba uno bien cargado.

La pequeña tienda donde acostumbraban a comprar se encontraba cerca del edificio de oficinas; sin entrar a muchos detalles. Luego de la caída de la gran organización que era la Bratva en tierras soviéticas, el viejo Petrov no se había tomado un día de descanso y durante la última media década se había dedicado a restaurar las viejas y oxidadas conecciones con las esferas de poder. Estas oficinas eran sólo un nexo limpio de negocios ilícitos que buscaba posicionar la organización a su antigua gloria.

Apenas entrar se encontraron con la gruñona mirada de Tobías. tenía prohibido presentarse por sus heridas, el viejo le había pedido que cuidara su salud, pero el heredero era aún más terco que él y con apenas un mes desde el terrible suceso ya se presentaba cubriendo las vendas de su cuello con una prenda de cuello alto.

-¿No hay café para mi? -La ronca voz parecía ajena de aquel joven frente a ellos. Ilya conocía la historia detrás de la cicatriz y sabía que el joven había corrido con suerte, su voz era una pequeña ventaja que había ganado, ahora portaba una imagen más dura gracias a ello.

-Tan fácil como cruzar la calle muchacho. -Respondió Igor a medida que se acercaba y lo estrechaba en un abrazo. -Me alegro que estés mejor. -Aunque ambos vivían en la mansión del pakhan, en lo último año era casi imposible que se encontraran. Ambos manejaban diferentes horarios; Mientras Igor se encargaba de los negocios legales, Tobías vivía en la noche y junto a los hombres que tenía a cargo se encargaba de proteger el territorio ganado de las demás organizaciones.

Sin poder recurrir a Serguéi o Vincent, decidió cruzar la calle a por un café, su mal humor lo llevó a ignorar friamente a la dependienta que parecía interesada en mostrarse muy amable con él. Estaba cruzando nuevamente cuando su celular comenzó a sonar en su bolsillo.

-Diga. -Respondió al ver un número desconocido.

-¿Toby? Lo siento mucho. -Suspiró avergonzado. -Soy Logan.

-De eso ya me di cuenta. ¿Qué sucedió? ¿por qué te disculpas? -Dio un sorbo a su bebida y continuó.

-Quise darte la sorpresa, pero no he podido averiguar la residencia del empresario Tobías Grenyoi.

-¿Cómo? -Detuvo su paso antes de entrar a las oficinas.

-Qué estoy en Moscú por mi última presentación y no sé donde encontrarte. Es muy vergonzoso. Lo siento. -Volvió a disculparse.

-No me mientas. -Pidió sonriendo. Aquello extrañaría a varias personas que no acostumbraban a verlo de buen humor, por no decir temerario y de mal genio todo el tiempo.

-Paso por ti de inmediato, enviame la dirección. -Soltó en un tono elevado por la emoción y las curiosas orejas de los empleados escucharon aquello.

-Me voy a retirar por hoy. Déjale en aviso al viejo. -Pidió al recepcionista sin ocultar la fila de dientes.

-Que extraño... y perturbador. -Pensó el muchacho y se dirigió a la oficina.

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