Las joyas de Frigga

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El plan estaba listo. Todo lo que tenían que hacer era esperar al día siguiente a que tuviera frutos el mismo.

Esa noche al llegar a la habitación, _____ se preparó para entrar a la cama. Aún sentía las piernas flaquearle y un suave acalambramiento entre sus caderas pero no era nada nuevo esa sensación desde que pasaban esos encuentros con el príncipe.

Apenas cayó en la cama, quedó completamente dormida y no supo más de ella hasta el día siguiente.

Para la mañana, todo parecía ir tan normal como siempre hasta que Frigga buscó sus joyas. No había ninguna en su habitación, ni la más pequeña se encontraba en el lugar.

— ¿Quién ha entrado a mi habitación? —preguntó enfurecida, y no era para menos, ni siquiera los pendientes que le había dejado su madre se encontraban en su alcoba.

Ninguna de sus damas de compañía supo dar razón de la desaparición de las joyas hasta que Kamir, la sirvienta encargada de ayudar al guardia de Odín, habló.

—Ayer entró con pretexto a buscarla lady Sigyn, mi reina. Pe-pero no tardó mucho —comentó ganándose la mirada de incredulidad de Frigga.

— ¿Estás segura de lo que estás diciendo?

—Sí, mi reina, ayer ella entró a su habitación. Estoy segura de ello.

Frigga ahora tenía una duda al respecto. ¿Realmente Sigyn había entrado a robarle? Por un momento desechó esa idea, prefería darle el beneficio de la duda a la midgardiana que hasta el momento había parecido ser sincera con todo lo que le decía.

— ¡Tráiganla aquí! —ordenó Odín que se encontraba en la habitación con su esposa aún—. Y quiero que revisen toda esa habitación, hasta el último rincón de la misma. Por todos los dioses —masculló—. Te dije que si la dejábamos quedar esto sería un desastre, Frigga. Espero que ya estés contenta. Si ella fue la culpable, el castigo que recibirá será ejemplar.

Pero Frigga no habló al respecto. Aún seguía tratando de buscar otro culpable que no fuera la chica midgardiana.

Los guardias interrumpieron abruptamente en la habitación de _____ que apenas estaba terminando de ponerse las botas antes de comenzar el día. La interrupción le pareció extraña.

— ¿Puedo ayudarles? —preguntó al verlos acercarse a ella.

—Busquen en todos lados, oyeron al rey —dijo uno de los guardias antes de tomar del brazo a _____ y sacarla de su habitación a empujones llenos de rudeza a pesar de sus quejas. 

— ¡Oigan! —reclamó tratando de oponerse—, ¡Suéltenme ya! —pero no le prestaron atención hasta llegar a la habitación de los reyes en donde ambos estaban caminando de un lado a otro aún preocupados—, ¡Reina, Frigga!

______ fue soltada con brusquedad, la suficiente para dejarla por un instante caer de rodillas en el suelo de aquella majestuosa alcoba.

Pero no recibió una sonrisa de la reina como siempre, sino, un ostro de seriedad por parte de ella.

—Necesito que me seas bien sincera, Sigyn. ¿Lo serás? —preguntó Frigga.

—Claro que sí, ¿Qué ocurre? —cayó en cuenta que algo malo había ocurrido, y por la cara de enfado del rey, sabía que en algo tenía que ver ella.

—Ayer robaron mis joyas, en especial los pendientes de mi madre son los que más me importan —comentaba Frigga—, ¿Tú sabes algo de ello?

—No, reina, no sé nada al respecto —negó de inmediato _____—. Si lo supiera se lo diría.

—Deja de mentir —reprendió Odín—, fuiste la última persona que vieron entrar aquí, niña descarada.

—No estoy mintiendo, rey Odín —insistió _____—, no sé de qué me hablan. Ayer no estuve en el palacio en toda la tarde.

—Te vieron en la mañana —respondió Odín.

Y antes que _____ pudiera decir algo, las damas de compañía de Frigga y uno de los guardias entraron a la habitación de los reyes. Una de ellas sacó las joyas de un costal entonces, a lo que Frigga y ______ voltearon a verla.

—Esto lo encontramos en la habitación de lady Sigyn, su majestad.

—Reina Frigga, no —trató de defenderse—. Usted sabe que no haría nada asó. No tendría necesidad alguna de...

—Te lo dije, Frigga —habló Odín al ver a su esposa en completo silencio—. Esta midgardiana siempre me fue de poca confianza. Tu caridad nos ha traído a una ladrona.

— ¡No es así! —insistió ella—. Yo ni siquiera sabía en dónde estaban esas cosas, ¿No es ilógico que las haya robado? Reina Frigga, usted sabe que no sería capaz de nada semejante.

Pero Frigga no abogó más por ella.

—Llévenla al viejo calabozo —dijo Odín—, que le den quinientos azotes. Así aprenderá a no robar.

—Odín —esta vez trató de hablar Frigga pero su marido no se lo permitió.

 —Que agradezca que no la mando a matar ni que la desterraré —y dichas esas últimas frases, Odín salió de sus aposentos y apenas les dio la espalda, una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

Los guardias se llevaron entre constantes forcejeos a ______ que estaba prácticamente rogando por que la soltaran. Frigga sabía que apenas Odín ordenaba ejecutar algo, ella ya no podía entrometerse.

Sólo pidió quedarse a solas, ahora sintiéndose culpable de lo que le esperaba a la joven midgardiana.

Apenas _____ estuvo nuevamente en el calabozo, su corazón latía fuerte a causa de la adrenalina. Ninguna de sus súplicas sirvió. Llegaron a una de las celdas y ahí le ataron las manos manteniéndolas sujetas de un gancho que colgaba del techo.

Sólo cerró los ojos, simplemente rogaba a susurros que no lo hicieras pero fue imposible sentir el primer latigazo contra su cuerpo a pesar de tener la ropa puesta. El ardor la hizo retorcerse de dolor y soltar un grito seguido de un llanto incontrolable. Incluso se podría decir que sintió su piel abrirse ante la fuerza proporcionada por el azote recibido.

Uno tras otro. Cada vez el dolor parecía menos perceptible para ella, tal vez por sentirse inconsciente o por el cansancio de gritar porque parasen. Hubo un momento en que simplemente sintió desvanecerse después del vigésimo azote en el cual ya se notaba su camisa empapada, no de sudor, sino de la sangre que brotaba de las heridas recién generadas por esos golpes arremetidos en su contra por un hecho que ella consideraba injusto.

En otra parte del palacio, el guardia contratado por Odín estaba entregando a la criada cómplice la mitad de lo prometido.

—El resto te lo daré al acabar el trabajo.

—Está bien, ¿Qué es lo siguiente?

—Esperar sólo un par de horas. Al menos hasta que no hayan testigos que nos incriminen para lo que sigue...

¡Hola! Sé que no he escrito mucho estos días pero es por toda la tarea de las últimas semanas escolares. Apenas termine, escribiré más seguido.

Las te tqmmm, tomen agua. ♥

The Loki's Toy [Loki y tú] (+18) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora