La bañera estaba llena con el agua caliente y las sales de baño, la espuma en el agua era todo el panorama que _____ tenía frente a ella además de la botella de vodka que había metido consigo. El delineador corrido por sus mejillas y sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar, la nariz roja y sus ahogados sollozos eran todo lo que había en esa habitación.
Nuevamente tomó la botella del cuello y la acercó a su boca para darle otro trago, uno largo que le quemara la garganta y su pecho descansara al sentir el calor de algo más que no fuera su corazón estrujándose a cada que recordaba las palabras del asgardiano.
No dejaba de verlo como el mayor imbécil que en su vida hubiera conocido. ¿Cómo era posible que siendo él la persona que tanto odiaba hace algún tiempo ahora su partida le doliera de esa manera? Se odiaba por sentirse así. Jamás se había enamorado y ahora entendía por qué lo había evitado toda su vida.
Si el amor dolía tanto como en ese momento, deseaba no sentirlo más.
Toda la vida había sufrido, todo el tiempo había estado viviendo maltratos. Sufrió el abandono de su madre, los insultos de su padre y en su piel aún se notaban los golpes recibidos durante su infancia.
Su único lugar de calma entre toda esa tormenta habían sido los brazos del pelinegro, sus besos en la frente o sus muy escasas palabras melosas. Se había sentido en un refugio, había estado en un sitio seguro donde nadie la dañaría, al menos hasta lo que pasó en el último día que estuvo en Asgard.
Ahora se sentía tan indefensa, tan pequeña a comparación del mundo que las fuerzas para siquiera dar un paso más ante la adversidad de la vida parecía una acción imposible.
La esperanza es lo último que moría pero, ¿qué hacer cuándo la esperanza se le había ido hace años? Sólo se mantenía viva por no tener las agallas suficientes para terminar con todos sus jodidos problemas.
Pero pensó en cambiarlo. Miró el frasco de pastillas para dormir que estaba en la mesita del tocador, se acercó para tomarlo antes de sentarse en la bañera de nuevo. Dejó la botella en el suelo y abrió el frasco para tomar una enorme cantidad de los relajantes para dormir.
Francamente el hecho de morirse pronto era lo único que atravesaba su cabeza en ese momento.
Una pastilla tras otra, como dulces mientras bebía lo que le restaba de botella. No paró hasta ver que terminó con la última pastilla. Ahora no sabía si se sentía mareada por el alcohol en su sistema o por todo lo que había consumido pero en cualquier caso, parecía serena, feliz de esperar el siguiente paso.
Y así fue como cerró los ojos, poco a poco disfrutando de la sensación de dormir hasta que no supo más de sí.
En Asgard, Loki ya tenía el plan perfecto: la boda estaba planificada pare celebrarse cuánto antes. El acuerdo al que habían llegado era el irse a vivir a un lugar lejos. Tomarían ventaja de los pasadizos secretos de Loki para ir a donde deseaban pero dejar una ilusión en su lugar para que Heimdall no supiera sus paraderos. Él se quedaría con la forma mortal de Cooper Pine, con suerte podría iniciar de cero con Sigyn sin preocuparse por Odín más.
Aquella dama con la que planeó su boda, estaba de acuerdo al respecto de su escape y de no volver a verse más a menos que su presencia fuera solicitada en cualquiera de los reinos de sus familias. Un común acuerdo en la que ambos saldrían beneficiados sin perjudicar los intereses del otro.
Loki estaba ansioso. No por el hecho de casarse, sino por el simple hecho de estar a nada de volver al lugar donde se había sentido completo todos esos meses, al lado de aquella pequeña bestia testaruda que se había ganado (a costa de muchas cosas) un espacio en su frío y distante corazón.
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The Loki's Toy [Loki y tú] (+18) [TERMINADA] ✓
Hayran KurguEl estado natural de los midgardianos es la sumisión. Para el hijo adoptivo de Odín, parece que ese comentario define perfectamente bien a la raza humana. En su cumpleaños número 18, su regalo fue una midgardiana. Una simple y común midgardiana pero...