• Feliz San Valentin •

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Este fue un reto(? por 14 de febrero y bueno, Rio es genial, y bonito, así que no podía dejar de lado ponerlo, pues Rio sacrifica su vida en el bosque!!

¿¡Hay algo que haga este hombre y no sea lindo?!

Amo 🤧✨

▪︎☆▪︎

ADVERTENCIA : CONTENIDO +18 🔥

             

La vida fuera de lo que estaba acostumbrado estaba siendo difícil para mí, y a pesar de que a ella no le importaba mi manera de hacerlo hasta ahora, yo sentía la necesidad de ser una persona "normal" para ella. Una que viviera en una casa, que comiera cosas de gente normal, quería una vida diferente que pudiera disfrutar a lado de ella, porque para mí, ahora ella era todo lo que me importaba.

Aún recuerdo el día que la conocí, se había perdido en el bosque y fui su rescatista. Comenzó a visitarme de repente con la intención de "conocer una vida de supervivencia". Hasta que, un día sin más...

  

~Flashback~

Caminábamos por el bosque en busca de ardillas. Esa sería la cena de hoy, aunque, lo que ______ no sabía, es que ya las había cazado y esta salida era para confesarle mis sentimientos.

Estaba muy nervioso.

En términos utilizados por Jyuto, habíamos estado saliendo de manera informal por ya un largo tiempo, y era momento de que la hiciera mi pareja formal.

Estaba seguro de lo que ambos sentíamos, por eso decidí arriesgarme, pero aún así la idea de que ella no me correspondiera llenaba de miedo mi corazón.

—______-san— la llamé y ella volteó a verme.

Cuando salíamos a cazar, usaba un traje de camuflaje que compró especialmente para estas ocasiones y con pintura negra trazaba un par de líneas en ambas mejillas, cosa que la hacía ver bastante tierna y, me hacían más difícil el decir lo que quería.

—Las ardillas ya están en el campamento. Te traje aquí porque quería decirte algo.— ella me miró y se paró frente a mi.

Era más pequeña que yo. Me llegaba apenas al pecho y, su cercanía también me ponía nervioso, haciéndome incluso sudar frío. Tragué saliva para poder decir todo pero, ella se adelantó.

—Rio, ¿Quieres ser mi novio?

—¿Eh? ¿Q-qué?

—Tu forma de actuar no me engaña y, en caso de que no esté equivocada y lo que querías decirme era algo parecido... creo que te conozco lo suficiente como para saber que no te vas a atrever,así que...

—Si.— tomé sus manos —Si quiero.— ella me dedicó una amplia sonrisa y no pude evitar agacharme para darle un beso.

—Me alegra que los nervios se fueran para que hicieras eso.— comentó divertida para luego abrazarme.

~Fin del Flashback~

  

De eso ya hace un par de años. 4 para ser exacto.

Después de aquella vez, me di cuenta que era capaz de adaptarme a una vida más "comun" si era por ella. Claro que me tomó un tiempo hacerme a la idea.

Hace poco dejé el bosque y compré un apartamento con ayuda de Jyuto. Al cual tenía planeado llevarla a vivir conmigo. Era sorpresa y, tomando como pretexto que San Valentin se acercaba, me inventé la excusa de "darle un regalo".

El dia había llegado, y después de llevarla a cenar a un lindo lugar que Jyuto también recomendó, era hora de darle ese regalo. Antes de llegar, le vendé los ojos y con mi ayuda entramos al edificio y al apartamento.

—¿Estas lista?

—¡Si! Ni siquiera pude dormir por la duda del regalo. Rio, puedo esperar tanto de ti que, incluso me asusta.— reí ante ese último comentario y comencé a quitarle la venda.

—Feliz San Valentín.

Ella miraba maravillada todo a su alrededor.

—Me estoy haciendo ideas en mi cabeza y quiero llorar. ¿Quieres decirme que significa esto?— no mentía. Sus ojos se veían acuosos.

Tomé sus manos y la miré fijamente.

—Quiero cambiar mi estilo de vida. Quiero... ser un hombre normal y adecuado para ti.— aquí cayó su primer lágrima —Por eso, compré este lugar. Para que tú y yo vivamos aquí, juntos, a partir de ahora.

—¿Hablas en serio?— preguntó en susurro pues, su voz estaba por cortarse en cualquier momento.

—Si. Te amo demasiado y quiero que, lo que queda de nuestras vidas, lo pasemos juntos.— ella dio un gran brinco y rodeó mi cuello, comenzando a llorar en mi hombro.

—Ay. Rio. ¡Te amo! ¡Te amo, te amo, te amo!— dijo llenando de besos mi cara.

Regresó al suelo y comenzó a pasearse por nuestro nuevo hogar. Miró cada rincón como si fuera su última vez ahí.

—¡Es perfecto! ¡Me encanta!— me abrazó —Gracias, Rio. Gracias por este regalo tan bonito.— me miró —Ahora yo te daré el tuyo.

Me soltó y tomó mi mano. Me llevó hasta la habitación y subió a la cama. Con un dedo me hizo una señal para que fuera y así lo hice.

Tomó mi rostro entre sus manos y me miró a los ojos.

—Si vamos a vivir juntos, deberíamos dar ya el siguiente paso, ¿no crees?— besó mi mejilla y luego mis labios.

Sabia a lo que se refería, y claro que no iba a negarme. La recosté en la cama mientras seguía besandola.

Quité el sacó que traía junto a mi camisa y la ayudé con su vestido. Alguna vez habíamos saltado al muelle como parte de un "entrenamiento" impuesto por mi, por lo que verla en poca ropa no era novedad, sin embargo, su cuerpo seguía sorprendiendome como la primera vez.

Acerqué mi rostro a sus pechos y los llené de besos, incluso sobre la tela. Ella mientras tanto acariciaba mi espalda.

Mis manos recorrieron su cintura y se detuvieron donde se encontraban sus bragas. Tomé los borde y los bajé poco a poco. Ella me ayudó levantándose un poco para que salieran por completo y me besó.

Llevé mi mano hasta su feminidad y di un leve toque. Hizo favor de abrir un poco sus piernas y mi tacto pudo ser libre. Con ayuda de mi dedo medio, pude entrar en ella robándole un gemido. Movia mi dedo en círculos y lo metía y sacaba. Luego fueron dos y finalmente tres.

—Quiero sentirte dentro, Rio— dijo ella contra mi oído, cosa que me éxito de sobremanera.

Tomé sus piernas y la cargué mientra ella con ayuda de sus manos se sostenía de mi cuello. Tomé mi miembro con una mano y busqué su entrada.

Entré con cuidado y ella soltó un pequeño grito. Quería que se acostumbrará un poco a sentirme, pero de la nada ella comenzó a moverse, haciéndome saber que todo estaba bien.

La tomé de los muslos y la ayudé a subir y bajar. De repente me besaba y otras veces gemía en mi oído.

Después de un par de embestidas, pude sentir el orgasmo llegar a mi, al igual que el de ella empaparme.

Le di un beso y ambos nos recostamos en la cama mirando al techo y cubriendonos con una sábana.

—Me haces muy feliz, Rio. Y espero que así sea siempre.

—Así será, mi amor. Así será— dije atrayendola más a mi en un abrazo.

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