Mis Shots Favoritos 🥰

• Calentarse •

El primer shot hot de Dice tenia que estar si o si en este libro así que, no tengo más que decir.

O bueno, si.

Dice aquí es como un perrito mojado y eso se me hace muy tierno:3

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ADVERTENCIA : CONTENIDO +18 🔥

    

Un trueno más se escuchó afuera, haciéndome saltar. No es que me dieran miedo, pero si me asusté.

Por suerte, sabía que Dice estaría con Ramuda, así que por lo menos no se mojarla.

Seguí viendo televisión, mientras estaba en espera de que mi chocolate estuviera listo.

Cuando me levanté de mi lugar para apagar la estufa, el timbre sonó. Hice primero mi cometido y después fui a abrir. Pensé que sería algún vecino, preguntando por azúcar o, que se yo.

Abrí la puerta encontrándome Dice escurriendo por completo.

No voy a negarlo, la escena era sumamente graciosa y no pude evitar soltar unas cuantas carcajadas.

—¡Creí que estabas con Ramuda! ¿A quién se le ocurre salir con esta lluvia?

—¡Perdón por querer venir a ver a mi novia! ¿Me dejarás pasar?

—Ah, si, si. Que tonta, te puedes enfermar. Entra, entra.

Lo llevé hasta mi cuarto y comencé a buscarle algo. En este momento no importaba que usara, el chiste era que no permaneciera mojado.

—Es una suerte que mi hermano viniera hace poco y lavara la poca ropa que dejó. Vamos, quítate la ropa.

—¿¡Hah!? ¡D-de ninguna manera!

—Dice, si te enfermas, te juro que yo no voy a ver por ti.

—P-pero... me verás sin ropa y...— mi mirada le dijo todo, así que no hizo objeción alguna. —¡Mis calzones también están mojados!

—Por eso te di los shorts de mi hermano, pontelos aunque no traigas nada abajo.

—P-pero no me veas...

—¿Quieres chocolate? Hice chocolate. Iré por él mientras cuidas tu pudor.— bromeé saliendo de la habitación.

Serví dos tazas, las puse en una charola y las llevé hasta el cuarto. Conforme me acercaba, podía escuchar los quejidos de Dice.

—¿Por qué gritas?

—Mi ropa se pegó a mi cuerpo y tengo frío.

—Ay, Dice.— dejé la charola en el escritorio de mi cuarto y fui hasta el baño. Tomé una toalla y la puse sobre ambos y lo abracé.

—Espero que mi cuerpo pueda calentarte. ¿Ya estás sintiendo calor?

—Ah... si, si. P-pero será mejor que te quites— dijo empujándome, cosa que me causó confusión.

—¿Por qué?

—P-porque t-te, t-te quiero m-mucho. Tenerte así... s-solo me hace sentir calor, pero en otro sentido... no quiero arruinarlo saliéndome de mis casillas.— esboce una sonrisa.

Ya no sabía si de repente tartamudeaba por que estaba nervioso o porque tenía frío.

Dice, desde que lo conozco, ha sido todo un caballero conmigo.

Me respeta completamente y, nunca había tocado este tema.

Me acerqué nuevamente y volví a abrazarlo.

—Salte de tus castillas, y demuestrame tu amor sin ellas.

—_______...— no lo dejé terminar porque lo besé.

—Hazme tuya— susurre contra sus labios y lo dirigí a la cama.

Sus besos me demostraban cuanto quería que esto pasara, pero también notaba cuanto se controlaba. Quizá ambos éramos unos inexpertos en el tema, pero, sabía que daríamos lo mejor de ambos en esta, nuestra primera vez.

Subí a la cama, haciéndome cada vez más hacia atrás con él siguiéndole sin soltar mis labios. Con cuidado, quité su playera completamente mojada, lanzandola al piso.

Lo siguiente fue su pantalón, que casi al instante de quitarlo, pude sentir su ya creciente erección.

—¿Estás emocionado?— él rió.

—No me molestes.

El boxer fue el último en desaparecer, antes de que él comenzara a deshacerse de mi ropa. Cada prenda que quitaba, era su oportunidad para admirarse.

Sus ojos demostraron un peculiar brillo cuando mi sostén ya no estaba sobre mi cuerpo.

Sólo un par de prendas me separaban de la desnudez completa. Con calma, las quitó y me admiró por completo. Su mirada me ponía nerviosa, pero a la vez me excitaba.

Jugó, junto con su miembro, sobre mi feminidad, recorriendo su extensión en busca de lubricarme adecuadamente.

Me miró, esperando mi aprobación y entró en mi. Estaba tan dentro como podía, esperando a que yo me ajustara a su tamaño. Comenzó a moverse lentamente, robándome uno que otro suspiro.

Dejó de verme desde arriba para acercarse a mi cuello y besarlo.

Conforme el ambiente cambiaba, debido a su aumento de velocidad, su boca se dedicaba ahora a chupar mi cuello. Incluso, comenzó a morderlo, y la sensación de sus pequeños colmillos sobre mi piel me volvían loca.

Ambos estábamos listos para culminar el momento, sólo era cuestión de segundos; lo sentía.

Mientras dejaba una mordida más del lado derecho de mi cuello, soltó un gruñido que me informó que se había corrido.

Continuó un poco más, hasta hacerme llegar a mi.

Un par de segundos pasaron antes de que saliera de mi. Se recostó a mi lado, mirando al techo.

—Ahora lo único que quiero, es repetir lo que acaba de pasar.— volteé a mirarlo, tomándome con sus bellos ojos morados.

Me estiré un poco para besarlo.

—Se te fue el frío, ¿no?

—Si. Pero aún necesito calentarme más.

—Para eso está el chocolate.

—Pff, si, el chocolate.— dijo antes de besarme.