✟ Capítulo 17 ✟

1K 174 58
                                    

Encontrar la felicidad no es difícil, lo complicado es que sea permanente.

Disfruto del olor a naturaleza pura que surge al caminar por este camino que conozco tan bien ya que fué un lugar que marcó mi vida de muchas maneras.

Hace horas que estoy en Worfing y ciertamente puedo decir que he extrañado mucho todo esto, no he vuelto a ver a los chicos gracias a que luego de que Maya me diera el recado prácticamente escapé de Blue moon para llegar aquí.

Al fin, después de tanto tiempo voy a conocer a esa persona que fue espectadora del momento en el que supuestamente maté a mi primer novio.

A veces intento buscarle lógica a lo que me pasa pero en realidad no tengo una sola idea de el porque tenía que ser yo, suena egoísta pero me hubiera gustado intercambiar mi vida con alguien mas porque aunque no lo piense mucho, es duro que tu madre te de la espalda por un hombre, que tu hermano mayor sea tu peor enemigo pero más difícil es el hecho de que tu hermana menor este dando su vida por protegerte sin escatimar en qué también tu segunda hermana era abusada por parte de un maldito hombre al que solías llamar padre pero que gracias al cielo está pudriéndose en el infierno

Suspiro sintiendo ese molesto nudo formarse en mi garganta al darme cuenta de lo podrida que está mi vida.

Tan perdida estaba en mis pensamientos que no me di cuenta que llegué a la cabaña sino hasta que tropiezo con una pequeña piedra en el camino.

Ahí está.

El lugar del que muchas veces escapé.

Avanzo sin temor con la barbilla en alto y la espalda recta, ahora más que nunca entiendo porque el no quería que me quedara, la otra Eloísa era defectuosa y pensaba en el bienestar de todos, yo ahora no pienso rendirme ante nadie no porque no tenga miedo sino porque aprendí a disimularlo bien.

La construcción de esta cabaña fue tan buena que pese a los años esta continúa en el mismo estado que el primer día, es como si para ella no hubiera pasado el tiempo.

—Bonita no —dice a mi lado.

—Es una porquería —volteo a verlo.

Lo miro unos segundos en los cuales mi mente trabaja al máximo para encontrarle lógica al hecho de que está aquí cuando se supone que debería estar muerto ya que yo lo ví morir; también me doy el tiempo de detallarlo, es unos centímetros más alto que yo, piel extremadamente pálida, su cabello negro es riso y le cae por toda la frente y sus ojos tan negros como la noche.

—¿Entramos? —extiende una mano—, tengo una sorpresa para ti.

—¿A caso tengo de otra? —sin esperar respuesta avanzo hacia la entrada.

Al entrar puedo ver que organizo todo como aquella noche en la que de seguro fue testigo de mi crímen.

La cama.

Las velas.

La mesa bien organizada con ensalada verde y pollo a la plancha.

Flores azules decorando la estancia y un olor a chocolate casi palpable.

—¿Te gusta? —pregunta detrás de mí.

—¿Qué pretendes con esto? —lo encaro cruzada de brazos— ¿Qué llore porque fuiste testigo de mi peor momento?

Sonríe abiertamente mientras con gentileza se pasea por la estancia.

—Yo no fuí testigo de tu peor momento, yo creé ese momento —enfatiza moviendo su mano.

Ryche. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora