✟ Capítulo 01 ✟

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Muchas veces las cosas básicas son las que nos hacer ser felices.


—¡Elle, agita esa bandera con más fuerte! —grita Elian empujándome.

—¡Hago lo que puedo! —exclamo en medio del bullicio.

Ríe asintiendo y se aisla un poco de mi, estamos en una marcha  de protesta a favor de los derechos animales, llevamos horas caminando y recorriendo el pueblo.

Estar en esto me distrae pero también me ayuda a sentirme bien conmigo misma al saber que este movimiento unido logrará salvar la vida de por lo menos un animal.

Los tambores hacen resonancia junto a nuestras voces unidas gritando: «Ellos también tienen derecho»

Volteo en la multitud buscando a Elian, ese idiota sufre de dejarme sola porque siempre se distrae con cualquier estupidez.

—¡Elian! —lo llamo al verlo un poco alejado.

De un momento a otro llega hasta a mí y me sostiene de la muñeca antes de correr con mucha rapidez esquivando a varias personas.

—¡¿Qué pasa?! —pregunto agitada.

—¡La policía! —grita riendo— ¡No te detengas!

Corremos hasta estar muy lejos de todo esto, es lo malo de hacer este tipo de cosas, la policía siempre intenta detener el "desorden" como ellos le llaman, pero mi madre me enseñó que pese a lo que sea no debo rendirme ante nadie.

—La próxima vez que venga a una de estas cosas estaré bien borracho —dice Elian—, no entiendo cómo es que me convences siempre de venir.

Sonrio y avanzamos en medio del pequeño campo.

—Porque eres mi mejor amigo y me apoyas en todo —digo riendo—, ¡Él último en llegar al rio es un huevo podrido!

Lo empujo empezando a correr hacia el río del pueblo, es un rio enorme que suple agua a las personas de la ciudad y también a los pueblerinos como nosotros.

Casi puedo escuchar el sonido de la corriente de agua hasta que de un momento a otro mis pies abandonan el suelo, grito con fuerza al sentir que me voy a caer pero rápidamente Elian me estabiliza de modo que terminó encima de su espalda, corre conmigo hasta la cima más alta antes de saltar junto conmigo.

Al sumergirnos en el agua no aguanto mucho la respiración por lo que desciendo a la superficie con rapidez.

—Ambos somos huevos podridos —exclama tirándome agua al rostro.

—Cada día te odio más —nado en dirección contraría.

El agua está fría y es muy buena para el calor que está haciendo por lo que me relajo y me permito disfrutar de lo bien que se siente estar así en un estado de paz absoluta.

Nos mantenemos jugando en el agua por un buen rato hasta que él sale del agua.

—Tengo que irme hoy tengo una cita con Max —informa— ¿Vienes?

—¿Me abandonas por tu novio? —pregunto haciendo una mueca de indignación—, vete estaré bien.

—Eres una estúpida —rie.

—No más que tú —secundo yo—. Que te vaya bien.

Elian es un chico alto pelinegro, ojos cafés y sonrisa perfecta, tiene dieciséis años, a los doce decidió confesarle a sus padres su orientación sexual, dos años después de conocerme, sus padres fueron muy comprensibles y decidieron brindarle todo su apoyo en ese trayecto de aceptación.

Ryche. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora