A través del Tiempo | The Legend of Zelda [ℤ𝕖𝕃𝕚𝕟𝕜] [Editado]

XXIII: Apoyo

—Tú.— expresó con total sorpresa en su mirada.

—Yo.— respondió haciéndose el desentendido.

—Debo agradecerte por salvarme. Me caí justo aquí más temprano.— señaló el pie del pozo. —Muchas gracias...— esperaba a que él se presentara.

—De nada. Deberías cuidar más de tu salud.— luego dio la espalda con las intenciones de irse.

Link se levantó y tomó de su brazo para evitar que se alejara.

—Ya hemos pasado por esto antes ¿O me equivoco?— él se puso nervioso, no respondió nada.

—Yo... No sé de qué hablas.

—Claro...— repuso con ironía para luego colocarle contra la pared.

Su cuerpo impidiendo que escapara. Sin previo aviso bajó su gorro y máscara develando sus labios sin pintura y los besó apasionadamente. Un segundo después se separó.

Ella gimió al sentir el contacto tan brusco, eso la delató, correspondió al beso y una vez terminó no dijo una palabra.

—Besas muy bien.

—Idiota.

—Yo también te amo... Sheik.— el nombre lo dijo con poca seriedad, ella frunció el ceño con sus mejillas enrojecidas. 

—Te irás a descansar. No quiero quejas. Preparé el desayuno.— dijo con algo de frialdad mientras caminaba en dirección a casa de Impa, siendo seguida por Link.

Una vez llegaron a la puerta ella abrió con la llave y suspiró.

—Tú también besas muy bien. Cloud.— insinuó curvando una sonrisa mirándolo de reojo.

Una vez adentro el comió junto a ella el desayuno, no sabía muy bien. Pero no dijo nada para no herir sus sentimientos. Pues le había dicho que lo cocinó con cariño.

—¿A dónde diablos te habías metido anoche?— preguntó mientras él guardaba silencio colocando una expresión triste.

—¿Cómo llegaste aquí tan rápido? ¿Por qué?— contradijo con otra pregunta que a ella no le causó gracia.

—Hey.— se quejó llamando su atención. —Es de mala educación responder una pregunta con otra pregunta.— insistió mirándole a la cara con una expresión algo fría. —¿Dónde te metiste?

—Verás yo... Asesiné a nueve sujetos a sangre fría. Seguí a un Gran Poe que me encontré en el cementerio.— explicó de forma sencilla omitiendo lo demás.

—Entiendo...— luego hizo una pausa y tomó café amargo de su taza. —Estuve preocupada porque oí que un cazador está perdido. Lleva cuatro días sin volver.

—Ya veo...

—¿Cómo te lastimaste?— preguntó mientras él dudaba en si debía o no debía contarle lo ocurrido.

—Unos merodeadores me atacaron.— él suspiró y también tomó café amargo de una taza cercana. —Creo que encontré el escondite de la bestia también.

—Necesito que te quedes aquí. A descansar.— pidió juntando ambas mano.

—Mi trabajo es...

—Supervisar Kakariko.— interrumpió recordando lo que la orden decía. —Nada más; en la tarde darás una vuelta y regresaremos acá.— determinó tajante.

—Está bien.

—Ahora a dormir. Te estuve esperando y estaba muriendo de sueño.— Link asintió y la siguió hasta la pequeña cama que había en la casa, allí se dejaron caer para descansar hasta la tarde.