A través del Tiempo | The Legend of Zelda [ℤ𝕖𝕃𝕚𝕟𝕜] [Editado]

Prólogo

Disclamer: The Legend of Zelda pertenece a Nintendo y a Miyamoto.

Aclaraciones:

1. Los sueños los escribo en Cursiva al igual que los pensamientos y los recuerdos.

2. La negrita con acciones y la normal en las narraciones normales.

Respecto al fanfic:

1. Algunos capítulos tendrán uno que otro Lemon.

2. Los cambios que me hice a la historia fueron porque anteriormente no agregaban nada a la idea que quería transmitir antes.

3. Podrían haber groserías o palabras malsonantes.

Un pequeño comentario inicial: Bienvenidos primeramente, es mi primer fanfic espero lo disfruten tanto como yo lo hice al escribirlo.

Sin más, espero que les guste 😁

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En el castillo de Ganon...

Se disputó una batalla sanguinaria y cruenta entre el Héroe del Tiempo, el elegido para liberar Hyrule contra Ganondorf, el Rey de las Gerudo, el tirano que sumió al reino en la miseria y oscuridad eterna por siete largos años mientras el joven dormía.

Link, con algo de dificultad de por medio logró derrotar al tirano enterrando su espada en su torso, dejándolo neutralizado; liberando así a la Princesa Zelda, quien había sido raptada por el mismo instantes atrás cuando ambos se reunieron en el Templo del Tiempo.

Ambos se contemplaron con una mirada que comunicaba la felicidad y la dicha por ver al otro a salvo. Ella se acercó a él para tomar su mano, habían ganado. Él por otro lado también se acercó, anhelando tomar su mano.

Tomar la mano de aquella chica que jamás lo abandonó y siempre peleó a su lado.

Para la desgracia de ambos, el Gerudo seguía vivo, aunque moribundo.

Con sus últimas fuerzas acabó por destruir las bases de su castillo con la esperanza de sepultarlos vivos y así que nadie ganara.

Al percatarse de aquello ambos entraron en pánico de forma notable.

La reacción inmediata de Zelda fue serenarse para escapar junto a él, quien se veía algo perdido sin saber que hacer.

—

¡Apresúrate Link! ¡Debemos huir!— exclamó la joven sacando de su ensoñación al chico.

Este asintió y le siguió, saliendo por la salida hacia el borde del castillo.

Descendieron tan rápido como sus piernas se los permitían, aunque los escombros limitaban sus pasos se apresuraron lo mejor que pudieron.

—Ella es increíble... Aún en esta situación mantiene la calma.— pensó mientras la seguía hasta el nivel de abajo.

Allí las estructuras comenzaban a caer con mayor frecuencia aunque era el único camino para llegar a la planta baja del castillo.

—¿Ahora qué...?— quejó el rubio al notar que una reja de metal se interponía en su camino.