A través del Tiempo | The Legend of Zelda [ℤ𝕖𝕃𝕚𝕟𝕜] [Editado]

V: Reunión en Kakariko

—Una misión comandada por tí.— bromeó sacudiendo el cabello de Link.

—Y el gran héroe habla una sola vez al año.— agregó Seth siguiendo el juego.

—Maduren...— murmuró continuando con Epona su camino.

—Claro... Madurar para las verduras.— rió el chico golpeando el hombro de Link.

—Alguien podría sospechar de nosotros.— detuvo su andar a la entrada del poblado.

—Muy bien, Capitán Aguafiestas.— murmuró de mala gana mientras se detenían a la entrada. —¿Qué propones?

—Sencillo, pasaremos inadvertidos.— Zack sacó de sus cosas varia mudas de ropa de viajero. —Así no sospecharán de nosotros.

—¿Y cuando pidan las identificaciones? Chico listo.— contradijo Zack alzando una ceja.

—Lo tengo cubierto. Sólo firmen esto.— comentó entregando varias identificaciones falsas solo de firmar.

—Eres interesante Link.

—Entremos y ya.— los tres asintieron e ingresaron al poblado del molino.

Vestían con un sayo de viajero en color negro con tirantes de piel. Además Link se encargó de ensuciarse lo suficiente como para pasar por un vagabundo en busca de nuevos horizontes.

Les sirvió bastante asumir otras identidades, puesto que ni siquiera los otros guardias les reconocieron y entraron sin mayores sobresaltos.

—Ya lo discutimos.— anunció Link para que luego los tres se separaran.

Seth vigilaría la mitad del poblado, por el área del cementerio. Mientras que Zack haría lo propio con el área opuesta.

Link viajaría a la Montaña de la Muerte para averiguar acerca de lo sucedido. Al subir no encontró nada ni a nadie, solo uno que otro bicho de montaña. Hasta que se encontró con una roca enorme en el suelo que parecía moverse sola.

—¿Un goro-visitante?— preguntó aquella mítica criatura plantándose frente al chico de forma imponente.

—Me gustaría ver al Jefe Darunia.— pidió con respeto de por medio para ver a su viejo amigo.

Subió bastante siguiendo a aquel Goron, la subida fue empinada. Difícil de llevar a cabo, sus piernas apenas aguantaron el ritmo.

—Oh, vaya...— jadeó por el cansancio de la subida. —Los Goron son muy rápidos.— agregó llegando al fin a la entrada de la Ciudad Goron.

—El jefe está adentro.

El Goron abandonó la estancia dejando al chico sólo.

—Creo que no me han reconocido.— dijo para sí mismo mientras un guardián se le acercaba.

—Un extraño.— murmuró viéndolo fijamente. —¿Cuáles son tus asuntos?

—Quiero ver al jefe Darunia, es un viejo amigo.— respondió con una sonrisa mientras el Goron fruncía el ceño.

—No lo permitiremos. No pasará lo de la última vez.— otro Goron lo tomó con fuerza. —Sostenlo. Lo haré pagar...

Ante aquella situación Link entró en pánico porque sería golpeado contra algo que seguramente le noquearía y dejaría truncada la misión, así que rápidamente recordó aquella canción que demostraba su lazo con la familia real.

—¡Soy Link!— gritó desesperado haciendo eco en la estancia.

Los Goron revisaron sus cosas, encontrándose con la identidad falsa del rubio.