XVII: Miedo y Preocupación

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—Te amo.— le sonrió con algo de ternura.

Ella tomó su rostro y le sostuvo la mirada.

—Y yo a ti.— susurró para luego juntar sus labios con mucha delicadeza y dulzura.

Ambos se amarían de forma incansable, enérgica y desenfrenada.

Un amor típico de una joven pareja de amantes, eso era lo que eran. Se amaron de todas las formas posibles, hasta que el cuerpo aguantara, hasta que acabaron extenuados en los brazos del otro debido al agotamiento.

Al caer la mañana, el cielo estaba despejado. Trayendo consigo colores anaranjados y rojizos, propios del crepúsculo diurno.

La hora de que el muchacho escapara había llegado, era muy temprano pero Link estaba más que despierto.

Por otro lado estaba la muchacha, yacía sobre él, apoyada a su pecho desnudo, ambos estaban sudando aunque el calor no era un impedimento. Ella lo tenía preso consigo.

La mañana continuaba naciendo de forma exponencial, Link lo sabía así que intentó zafarse con delicadeza del agarre de la rubia.

Pero era inútil, a pesar de todo el firme agarre que ejercía sobre su cuerpo le obligaba a permanecer allí.

—Oye Zel...— le llamó con dulzura mientras ella fruncía el ceño malhumorada.

Sabía que él debía irse pero no quería dejarlo.

—No Link.— apretó un poco más el abrazo que ejercía sobre él.

—¿Qué?— cuestionó sin poder moverse a placer.

—No quiero que te vayas...— suspiró apretando aún más su firme agarre. —Sabes que te necesito...— sus mejillas estaban algo rojas.

Sos ojos aún estaban cerrados, pero estaba despierta.

—Pero debo irme...

—Lo sé...— suspiró algo cansada mientras abría sus ojos lentamente.

Al observar mejor su entorno pudo notar que apenas había luz de día.

—De aquí no te irás.— decretó mientras se colocaba sobre él; ejerciendo presión con su cuerpo. —Es de madrugada.

—Oh Zelda...— suspiró algo resignado.

Ella tenía el ceño fruncido, encarándole para que no se fuera.

—Ayer te dije que si de mí dependiera haríamos el amor todo el día...— le recordó algo apenada, realmente le avergonzaba un poco aquella plática sucia.

Él sonrió al recordar aquello.

—Me prometiste que haríamos en amor por toda la eternidad...— desvió la mirada con notable pena en sus palabras.

—Lo sé preciosa.— le tomó del rostro con dulzura, obligándola a verle. —Ambos lo queremos, pero sabes que debemos esperar a la noche...— ella suspiró algo decaída por oír aquello.

Estaba sedienta de amor por él, siempre quería estar junto a él, lo necesitaba en todo momento y cuando no estaba no salía de su mente.

—Hagámoslo ahora...— pidió algo avergonzada mirándole a la cara con algo de nerviosismo.

Él simplemente le sonrió con ternura.

—Por supuesto que sí.— luego se posicionó mejor junto a ella.

Tomó el cuerpo del muchacho, acariciando su cuerpo con delicadeza, robándose jadeos del muchacho.

Besó su cuello mientras intensificaba aquellas caricias en una zona que al tacto era letal para el muchacho.

A través del Tiempo | The Legend of Zelda [ℤ𝕖𝕃𝕚𝕟𝕜] [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora