A través del Tiempo | The Legend of Zelda [ℤ𝕖𝕃𝕚𝕟𝕜] [Editado]

II: Retorno a Hyrule

Termina, aquella extraña tierra que parecía ser un Hyrule en otra dimensión, una tierra ubicada en lo profundo de los bosques donde se perdió.

Allí tendría que tomar nuevamente su rol como héroe, salvar a una tierra que estaba al borde del Apocalipsis gracias a la colisión lunar ocasionada por un SkullKid poseído por la diabólica máscara de Majora. Una entidad demoníaca cuyo poder está más allá de la comprensión de las personas.

Dicho poder acabó por convertir al héroe en un pequeño e indefenso Deku, acabando con la vida del hijo del mayordomo del palacio Deku en el proceso.

Para evitar dicho cataclismo, el héroe en compañía de Taya -un hada que acompaña al Skullkid- tuvieron que despertar a cuatro gigantes en cada extremo de Termina.

Despertar a cada guardián no fue tarea sencilla, despertar al gigante del Pantano Sur tuvo como desafío pasar sobre Odolwa, el Guerrero enmascarado cuya maldición envenenó el lago de la tierra de los Deku. Raza cuya princesa había sido raptada y producto de la desesperación llevarían a cabo la ejecución del mono que dio el mensaje.

En el Pico Nevado, aguardaba Goth, la segunda máscara cuya forma emulaba un gigantesco toro fue enfrentada por el joven Link, encarnando al legendario Darmani III un líder Goron que murió en el Pico tratando de buscar alguna solución para su pueblo que moría de frío.

Alma que acabó en pena por no cumplir con su propósito; Link por medio de una máscara acabó por cumplir con la misión del Goron, dejando a su pueblo con mejores condiciones para vivir.

El tercer gigante, siendo custodiado por Gyorg, un enorme pez. Fue enfrentado por Mikau, un guitarrista legendario que sacrificó su vida a coste de la supervivencia de sus huevos que habían sido hurtados por las piratas Gerudo.

La aventura pasaba y cada vez encontraba a más y más personas sufriendo en aquella tierra. Su cuerpo cada vez se resentía más conforme despertaba a los gigantes. Siempre acababa con tres o cuatro heridas nuevas.

El cuarto y último gigante, ubicado en el Cañón de Ikana, fue custodiado por la última de las máscaras malditas. Twinmold, dos enormes ciempiés que se escabullían por el arenoso suelo. En esa ocasión tuvo que hacer su cuerpo más grande con una máscara para poder hacerle frente a la amenaza.

Con todos y cada uno de los gigantes despiertos solo debía llamarles, no sin antes tratar de ayudar a todos en Termina. Pues así era su naturaleza.

Así encontró a un padre y una hija desahuciados por una maldición, cuyas existencias logró sanar gracias a las melodías mágicas que había aprendido en su viaje.

Con Romani y Cremia, un par de hermanas granjeras que le recordaban mucho a Malon, quienes eran asaltadas por los sujetos del circo y por ellos. Tuvo que defender su rancho de ellos y posteriormente del jefe de circo. Obteniendo la gratitud de ambas y el amor de una familia.

Encontró a Anju y Kafei, la historia de dos amantes que sufrieron una maldición que les impidió estar juntos.

Un hombre buscando su máscara, una anciana que fue asaltada por la noche, un músico que deseaba ser escuchado, una madre preocupada por su hija, una abuela anhelando tener a alguien para contarle sus historias, un soldado al que nadie podía observar, bailarinas sin nuevas rutinas, un maestro sin alumnos... ¡Incluso unas momias que deseaban algunas cosas!

Eran cosas pequeñas, tareas tontas, pero era algo de presión para sus pequeños hombros. Tantas cosas, tantas heridas. Todo. Al final acabaron por quebrar la voluntad del chico, quien acabó llorando desconsoladamente junto a Romani y Cremia.

Se había preocupado tanto por su misión que literalmente olvidó porqué había ido hasta allí en primer lugar.

Hasta que finalmente, decidido a terminar con todo llamó a los cuatro gigantes con la melodía mística. La luna se detuvo y Majora se deshizo del Skullkid como su fuera basura. Ingresó a la luna donde se estrellaría como pudiera para provocar ese armagedón que tanto deseaba.