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Me sé tu número de teléfono de memoria,

y el de tu casa,

y el de tu madre,

todavía me invita a comer macarrones.

Y aun así no he vuelto a llamarte.

Si eso no es fuerza de voluntad

desconozco que lo es.


Veo los mismos números en todos lados,

en la presión del gas,

el tiempo que le queda a la lavadora.

En las horas que gasté olvidándote.


Sales hasta en el boleto de la lotería,

pero para suerte la nuestra

al no volver a vernos.

Tontos nosotros que por lógica matemática

aún repetiríamos el error

y volveríamos a querernos.

Quererte en el desamorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora