Esa chica

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 La chica con la mirada

más triste y apagada de Barcelona,

me hace pensar que si no la

hago sonreír estas navidades,

por mucho que todos lo intenten,

las luces de las calles no se encenderán.


Quién iba a ni siquiera imaginar

que la chica de la sonrisa brillante

y la música en las venas,

no tiene a nadie a quien contarle,

un sábado después de bailar,

a las 5 de la madrugada,

que aún te echa de menos.


Cómo se le iba a ocurrir a alguien que ella,

que lleva tan roja las mejillas siempre,

y las manos tan calientes,

no pudiera con el frío de este invierno

porque le vuelves a faltar tú.


Sabiendo cuánto fuego arde en su interior,

conociendo la hoguera que tiene en lugar de corazón,

cómo iban a saber que el escalofrío lo provoca

una mirada tuya a lo lejos.


Quién iba a caer,

a parte de en sus caderas,

en que ella nunca pide deseos,

porque ella aquí es la fugaz.

Cómo podría nadie explicar

cuánto te llenan las palabras que nunca te dice,

en vez de ahorcarte con cada silencio.


Cómo fuiste tan idiota,

ya no te hablo de dejarla ir,

si no de cómo la observaste

mientras se marchaba.

Ya no te pido lágrimas,

sino que ni tan solo parpadeaste.

Por cuestión de orgullo eres tú

él que los domingos a las 4 la extraña.


Ahora ve,

que es diferente a ven,

sobre todo no te confundas.

Y pide que arrase contigo otra vez

a estos reyes magos.


Que con toda la magia que ella conlleva,

tiene más que claro

en que calles no debe pasear,

de que manos no debe ir,

y quien no se merece ni su

huella ni sus penas.

Quererte en el desamorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora