12. Señora Adler

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Tokio, invierno de 2025

Sasha Greyson

El vuelo de Enchantress hacia Los Ángeles saldría a las 8 de la noche, así que teníamos más o menos libre el resto de la tarde. Así que no perdí el tiempo en darle vueltas al "asunto" sobre la presencia de Leonor en el hotel. Decidí explicarle a mi amiga lo mucho que me conmovió volver a encontrarme con mi ex-novia, pero que solo fue eso: la emoción del momento. Sin embargo, yo tenía muy claro que ser la "querida" no está entre mis planes. Además, sería egoísta de mi parte el arruinar el buen matrimonio que imagino tienen Tanya y Leonor.

Aunque la señorita Miller insistió en que debía de aferrarme a la esperanza de que este distanciamiento entre las esposas sea porque quieren el clásico "darse un tiempo". Lo dudo mucho, y hasta casi lo tengo descartado al 100%. Lo vi en los ojitos castaños de Leo cuando le pregunté sobre Tanya. No evadió mi pregunta ni se incomodó por ella. Es claro que la razón de su "separación geográfica" es por motivos laborales o algo así. Seguro que me lo contará después cuando la invite a tomarnos un café en el centro de la ciudad. Ya he decidido no hacerme ilusiones estúpidas y sin fundamento.

- ¿En qué o quién piensas?

- ¡Mili! -chillé, echándole una miradita asesina por su pregunta-.

- Solo lo decía por la carita de cachorrita que llevas encima.

- Estaba pensando en lo mucho que te extrañaré estos días -hablo mirándola a los ojos-. ¿De qué te ríes?

Mi expresión se tornó confusa antes el ataque de risa que la sacudió del golpe mientras caminábamos por la orilla de la laguna del parque Koishikawa Korakuen Garden. Debido a la temporada invernal, los árboles lucen desnudos casi por completos y se percibe la enorme ausencia de los gansos que alegraban cada tarde a nuestros paseos.

- Lo que me parece gracioso, Sasha, es que la mayoría de las personas cuando mienten desvían la mirada. En cambio, tú, my peach, cada vez que mientes, sumerges a la otra persona en la profundidad de tus ojos.

- Nunca me dejas de sorprender sobre lo bien que me conoces.

- Y por esa razón, me gustaría que fueses sincera conmigo.

Una media sonrisa se esboza en mi rostro antes de volver a tomarla de la mano para hacer que se detenga. Nos quedamos frente a frente, recuerdo el primer beso que nos dimos, pero este sabe mucho mejor. Nuestra relación es tan extraña e inusual que no hay manera de etiquetarla. Jamás nos hemos presentado ante nadie como novias sino como un par de muy buenas amigas. Considerando aquello no podemos sentir celos si alguna se enamora, ya que las amigas no celan a sus amigas. Hemos tenido suficiente tiempo para aclarar nuestra relación, pero supongo que ninguna lo ha deseado. Ni siquiera hoy con el regreso de Leonor.

- Sabes que no te estoy tomando cuentas, ¿nooooo? -me interroga cuando nuestras bocas deciden detener esa danza guerrera entre nuestras lenguas y labios-. Solo es curiosidad. No quiero que ella te lastime.

- Lo sé, nena. Y no, Leo no me va a lastimar. Si eso sucediera sería por mi culpa. Ella ya está haciendo su propia familia. Te dije que vino con su perrito, ¿no?

Las carcajadas que Enchantress suelta me electrifican la piel.

- ¡Siiií! Espero tener oportunidad de ver a tu ex y su mascota. A decir verdad, jamás la he conocido en persona.

- Te la presentaré apenas nos la crucemos en la recepción. Supongo que así saciaré tu hambre de curiosidad, ¿no?

- Puede que sí como puede que no.

- Siempre me lo pones difícil.

- Esa es la idea, Sash. Si soportarme te resulta difícil, quizá, solo quizá, podría darse la posibilidad de que yo no sea a quien en verdad desees. Pero solo es una idea que revolotea en mi mente. No me hagas mucho caso, my peach.

SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora