Tokio, invierno de 2025
Leonor Kyle
Qué tonta, qué tonta, qué tonta...
Claro. Solo a mí se me ocurre ir a su habitación si haberle avisado antes. Era obvio que una chica soltera -como Sasha- estando en una ciudad que jamás duerme tenía grandes posibilidades de haber aprovechado al máximo un viernes por la noche. ¿Quién será esa rubia? ¿La conquista de una noche o...?
Y yo creyendo que era puro cuento la "amistad" que Sasha y Enchantress intentaron convencerme el otro día cuando nos encontramos en la suite de la española. Recién ahora acepto que sí es cierto que solo son amigas de viaje. Enchantress también tiene el cabello del color del sol... ¿Qué onda con Sasha? ¿Desde cuándo le gustan las rubias?
Me siento estúpida por lo alegre que me desperté este sábado, ya que me moría de ganas de ir a tomar desayuno con Sasha a un barrio tradicional japonés. Mi excusa iba a ser que no entiendo ni media palabra del idioma, así que necesitaba su ayuda lingüística. Aunque mi primera opción siempre fue el solo invitarla, pero cabía la posibilidad de que se negase luego de lo idiota que me comporté el día que salimos.
Esa tarde que compartimos el almuerzo en un restaurante en el centro de Tokio, recuerdo que la conversación se centró en ponernos al día sobre nuestras vidas. Casi no la dejé hablar porque me moría de miedo que me contase lo feliz que ha sido desde que me casé. En cambio, yo me deleité en contarle los viajes que he hecho con mi esposa por toda Europa y América en los últimos meses. Incluso, me atreví a mostrarle las fotos que tenemos juntas. Sabía que le estaba haciendo un daño irreparable que solo nos alejaría, pero hacer aquello era parte de mi plan. Nunca conté con que mi corazón se alegrara tanto por verla sonreír como en los viejos tiempos. Así que al otro día de mi llegada a Japón decidí convencerme de que lo nuestro no funcionó, y no había motivo para intentarlo de nuevo. Si nos encontramos en la recepción del mismo hotel ha sido por pura casualidad.
Además, mi mamá ya sabe que la señorita Greyson se encuentra en este mismo hotel. La lengua de Tanya solo mantuvo "el secreto" -o chisme- por unas veinte horas, ya que a la mañana siguiente, mamá ya estaba destruyendo mi celular con sus llamadas para advertirme los peligros que representa una ex en el matrimonio de quien sea. Cuando una idea se le mete en la cabeza a mi madre, no hay forma de quitársela. Así que evité darle la contra, pero me negué a cambiarme de hotel, ya que era mucho papeleo con la empresa que me está pagando esta suite 5 estrellas por los meses que me quedaré en Tokio. Pero eso no era problema para la señora Kyle, ya que mamá llegó al extremo de decirme que me pagaba el hotel o departamento que quisiera.
En ese instante sí que me molesté. Le dije -subiendo la voz- de que si bien sigo siendo una "niña" en edad, ya estoy casada y eso me hace adulta. De ninguna manera estaré bajo sus alas de mamá gallina sobreprotectora. Y le advertí que si se atrevía a contactar a los padres de Sasha, era mejor que se olvidase que tenía una hija.
Lo mejor de todo fue que ella terminó siendo la ofendida y no me ha vuelto a llamar desde la semana pasada. ¡Mejor para mí! O bueno, de todas formas, las inseguridades de mi madre me llegan a través de mi esposa. Desde hace un tiempo, Tanya se ha convertido en la confidente de mi mamá. Ese "prestigio" puesto de confianza era ocupado por Jenevieve, pero desde que a Jen se le metió la idea de comprometerse con la rusa, a nuestra mamá le dio de todo. No acepta que el apellido de la familia se relacione con el de Tatiana, ya que la considera como una mujerzuela, dama de compañía, prostituta, una completa cualquiera y mil cosas más que oí en vivo cuando una mañana se apareció en la puerta del departamento en Ámsterdam en donde yo vivía con Tanya.
No le di la razón a mi mamá sobre el compromiso de Jen y Tati. Mi hermana siempre ha sido la centrada de la familia, y si considera que la rusa es con quien quiere pasar el resto de su vida, pues yo no puedo hacer nada más que compartir su felicidad. Pero eso me convierte en el "enemigo" para "la mujer de sociedad" que representa mi madre. Mientras que mi papá se mantiene al margen, pero en secreto siempre ha estado del lado de mi hermana y el mío. Así nuestras decisiones no sean las mejores, sé que podré contar con él cuando lo necesite.
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Suspiro
RomanceUna discusión sin sentido provocó que Leonor perdiese sus alas. Desde ese día, Sasha no ha podido tener una noche sin que las pesadillas y la culpa le roben sus sueños. El castigo autoimpuesto fue permitir que Leo se casara: renunciando así al amor...