20. ¿Qué vamos a hacer...?

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Tokio, enero de 2026

Sasha Greyson

Ni yo sé por qué diablos la invité a que me acompañara. ¿Acaso tenemos algo de qué hablar? Tampoco sé por qué me siento tan enojada hacia ella. Al contrario, ella debería ser la molesta conmigo y no al revés. Quizá la razón de mi cólera es haberla sentido tan sincera mientras que yo la engañaba con débiles excusas para no intentar -por tercera vez- abrir nuestros corazones.

Desde que subimos al taxi no hemos cruzado palabra alguna debido a que su esposa la llamó al celular. No intenté fisgonear en la conversación, pero sí estaba alerta por si Leonor mentía sobre el lugar en donde está. Al inicio de la charla, lo único que dijo fue "estaba haciendo ejercicio en un parque", y su esposa no formuló más preguntas. Me he dado cuenta de que Tanya ama hablar sobre sí misma, espera que Leonor le realice preguntas o le regale halagos para subirle el ego que ya lo tiene más allá de las estrellas.

Recién cuando la llamada terminó, noté que estuve respirando por la boca, inmersa en la tensión por si Leo mentía sobre mi presencia.

- Disculpa, Sash, pero Tanya habla demasiado.

- Descuida -susurré con una sonrisa que ocultaba mi incomodidad-.

- Por cierto, ¿a dónde vamos? No había estado por esta zona de la ciudad. Todo se ve tan...

- A lo Beverly Hills.

- ¡Siií! Sin los rascacielos, el tránsito infernal y las personas andando por todas partes como en el resto de Tokio.

- Este barrio se llama Den-en-chōfu y es uno puramente residencial. Estamos como a 10 km del centro de la ciudad.

Leo mira por las ventanas del auto y se maravilla de las bonitas casas que conforman al barrio. A diferencia de la ciudad en sí, estas casas son enormes y muchísimo más costosas.

- Dijiste algo de acompañarte a ser niñera.

- Sí, pero ya estamos por llegar. Así que solo te contaré la versión corta.

Sin detenerme en los detalles, le explico sobre la amistad que tengo con la pareja De Luca y su hijo, Andrea.

- Ah, cierto. Para los italianos el nombre "Andrea" es de varón -señaló Leo luego de unos segundos de curiosidad-. Así que te hiciste amiga del señor de Luca a causa de las turbulencias en el Pacífico.

- Sí, la verdad que sí -comento con gracia-. Hay algo que...

Mis palabras se interrumpen de golpe ya que acabábamos de llegar a casa de los De Luca. Pago con prisas el taxi y le hago una seña a Leo para que me siga a la puerta principal. Cuando estoy por llamar al timbre, la puerta se abre y aparece Luca con una expresión de palpable alivio en su rostro.

- Sasha, gracias al cielo pudiste venir. Estaba preocupadísimo, ando con los minutos al límite... -lo dice todo muy rápido mientras nos saludábamos-.

- Ya no te preocupes. Ahora solo apúrate a alcanzar el vuelo. Por cierto, vine con una amiga. Disculpa por no preguntarte antes...

- ¿Qué dices, Sasha? Si es amiga tuya, también lo será de mi familia. Mucho gusto señorita...

- Kyle -contesta Leo extendiéndole la mano-.

- Señorita Kyle. Prometo que la próxima semana las invitaremos con más calma a la casa para conversar. Ahora perdónenme o perderé el avión. Hasta luego.

SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora