18. Mi Norte eres TÚ

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Londres, invierno de 2025

Sasha Greyson

Había sido una buena Navidad, supongo. Sucedieron más cosas buenas que malas tanto en Nochebuena como el mismo día de la celebración Disfrutar de la cena navideña con mis papás y Enchantress fue muy bonito y divertido. Papá y mamá me regalaron unos pendientes forjados en diamantes azules -tan inmensamente raros como el costo que tienen- que me encantaron muchísimo. Ya muero por tener una buena razón para estrenarlos lo más pronto posible. El otro obsequio que recibí fue de Enchantress: una pequeña brújula que venía incrustada en el centro de un anillo de plata.

- Para que no vuelvas a perderte, nena.

Fueron sus palabras cuando desenvolví la cajita. Era obvio que mis padres no entenderían de qué estaba hablando exactamente ella, pero sus palabras encerraban un código entre nosotras. Aunque no seamos novias ni nada parecido, la única regla que nos impusimos desde aquella madrugada en que nos besamos por primera vez fue que nos confiaríamos todo lo que afectase a nuestras vidas. Y dado que el "beso bajo el muérdago" que me di con Leonor un par de días antes había agitado con fuerza a mi vida fue claro que debía de contárselo.

De todas maneras Mili se iba a dar cuenta muy rápido que algo estaba sucediendo en mi corazón aquella noche que volví al hotel. Ahora que lo pienso, mi sonrisa de luna llena le llamó la atención más que el hecho de que mi pierna estaba lesionada. En serio creí que le "afectaría" mucho más mi confesión sobre el beso, pero la sorprendida terminé siendo yo. Su rostro se iluminó como una estrella fugaz apenas terminé de darle los detalles de la escena bajo el muérdago. Hasta me atrevería a decir que la noté "aliviada". Luego de más de diez días recién comienzo a reflexionar en torno a su miradita que gritaba "¡Siiiií! Sasha y Leonor se besaron!".

¿Y si eso es lo que ella esperaba desde el principio? Que Leo y yo volviésemos a ser amigas, y quién sabe qué más... Las mejillas se me encienden al dedicarle más esperanzadores pensamientos a ese "qué más...". Me pregunto si Enchantress también ha conocido a alguien durante uno de sus viajes. Pero claro, tampoco es que haya tenido muchas oportunidades para salir de Tokio. Si lo considero en el corto plazo, solo ha salido a Los Ángeles por casi 2 semanas. ¿Suficiente tiempo para conocer a alguien especial que pudiese tocar el acero de su corazón?

Si se lo pregunto sé que me lo dirá. Sin embargo, no quiero. Más temprano que tarde ella me lo contará por iniciativa propia. No tengo que ser muy perspicaz para notar que anda más sonriente que de costumbre y, también, que le dedica más minutos a estar pegada en su celular chateando. ¿Quién será el posible afortunado? Obvio que es un chico porque a ella no le van las mujeres. Yo siempre he sido y seré la excepción en su vida. Somos conscientes de que en algún momento cada una encontrará el camino que siempre deseó, pero que nos conduce a extremos completamente opuestos. Tendremos que separarnos, sin embargo, nunca olvidaremos que compartimos buena parte de los mejores momentos de nuestras vidas.

Particularmente, me he perdido infinidad de veces buscando mi propio camino. Otras tantas me he tropezado hasta herirme tan fuerte que he tenido miedo de continuar. Y cuando creí que por fin lo tenía todo decidí girar y olvidarme de que estuve tan cerca. Debe ser por eso que Enchantress me obsequió la brújula que siempre apunta al norte. Así sea la noche más oscura o el día más brillante en mi vida existe la posibilidad de que me vuelva a equivocar o tener miedo de atreverme a ser feliz. Solo tendré que bajar la mirada a mi dedo índice para recordar que mi mejor amiga nunca perderá la esperanza de que yo halle el camino.

- ¿Y cómo se supone que se utiliza? -le pregunté aquella mañana de Navidad-.

- Pues... pones tu mano lo más quieta posible, estiras los deditos y te fijas hacia dónde apunta la aguja.

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