–¡Adrianna, levántate! –decía una voz aguda, fina y asustada–. ¡Vamos, Adrianna! ¡Levántate!
Apretando los ojos, Adrianna consiguió enfocar un rostro. Era Stella, con sus ojos clavados con preocupación en los suyos.
–Stella –dijo despacio–. ¿Qué haces aquí?
–Ayudarme a buscarte –dijo una segunda voz, más baja, al otro lado de Adrianna.
Ésta volvió ligeramente la cabeza y se encontró con unas cejas elegantemente enarcadas y una tez aceitunada. Los ojos de Margot, por lo general tan irónicos, parecían preocupados también.
–Ponte de pie, Adrianna, a menos que quieras morir de frío.
Con movimientos rígidos, Adrianna se puso de pie, recostándose pesadamente en las otras dos muchachas, y éstas la condujeron hasta el coche de Margot.
–¿Qué sucede, Adrianna? –inquirió Stella desde el asiento trasero–. ¿Qué hacías saliendo en plena noche de ese modo? ¿Y cómo fuiste capaz de venir a este lugar sola?
Adrianna vaciló, luego negó con la cabeza. Se sentía agotada, el cuerpo le dolía. Se dio cuenta de que no había comido nada durante más de veinticuatro horas, por lo que probablemente se había desmayado.
–Solo quiero volver a casa –susurró.
Margot condujo en silencio hacia la propiedad y una vez allí, la envolvieron en mantas calientes y encendieron el fuego de la chimenea. Luego la obligaron a comer.
–Adrianna –dijo Margot, con voz seria–. Silas aparecerá. Lo encontraremos. Pero antes, debemos pensar con claridad y no sacar conclusiones apresuradas. Debemos averiguar si Alex...
–Es un Oscuro –la interrumpió Adrianna–. Lo es –aseguró–. Él atacó a Lucy y a Bianca. Y él le hizo algo a Silas. La última vez que lo vi fue en la celebración de máscaras y el alguacil Fox le pidió hablar con él. Fui a ver al alguacil en la comisaría y me dijo que él jamás habló con Silas.
–Oh, dios –susurró Stella–. ¿Estás segura?
La muchacha asintió con la cabeza.
–No podemos decírselo al Consejo –espetó Margot–. Si tiene el poder como para controlar otras mentes e incluso poseer cuerpos, puede ser mucho más peligroso de lo que siquiera podemos imaginar.
–Entonces, ¿qué vamos a hacer? –inquirió Stella.
–Hay que averiguar qué es lo que quiere.
–Hay que encontrar a Silas –dijo Adrianna.
–No lo encontraremos si él no quiere que lo hagamos.
Margot tenía razón.
De pronto, Adrianna recordó la nota que había encontrado la noche de la celebración y corrió a la habitación a buscarla. Cuando la encontró, desdobló el papel, esperando que, de algún modo, esta vez las palabras fueran diferentes, que antes se hubiera equivocado. Pero no eran diferentes. Las nítidas y bien trazadas mayúsculas destacaban sobre el pálido fondo como si tuvieran tres metros de altura.
Durante la Luna Negra todos tus secretos serán revelados.
La persona que había robado su diario no estaba satisfecha con hacer saber que sus palabras íntimas se habían leído: le mostraba que podían hacerse públicas.
–¿Qué es eso? –preguntó Stella.
Adrianna les enseñó la nota.
–La encontré la noche de la celebración, cayó a mis pies. Alguien debió enviármela con alguna especie de hechizo.
ESTÁS LEYENDO
Saga Oscuros - El Lado Oscuro De La Luna
Teen FictionMe han dicho que soy una sobreviviente. Dura, hermosa y peculiar, pero la verdad es que la mayoría de las veces no sé quién soy. No sé cómo permití que la oscuridad creciera dentro de mi. Solo sé que en lugar de luchar, como debería haberlo hecho...