El cerebro era algo gracioso, pensó Adrianna. No comprendía la magnitud de lo que veían los ojos cuando comenzaba a calcular la imagen. Le gustaría decir que se movió rápido, pero no lo hizo. Se paró en el porche, sin saber qué hacer. Su tiempo de respuesta debería haber sido rápido, pero no lo fue. Vió cómo las llamas lamían el costado de la casa, aparentemente siguiendo el rastro del humo. Se acercó, obligando a su cerebro a funcionar.Alguien estaba gritando cerca de ella, histéricamente. Le tomó un momento comprender que era ella misma y que los gritos no iban a ayudar a su familia. Cuando su mente reaccionó, estaba corriendo hacia el frente de la casa. El humo era denso, la ventana delantera estaba ligeramente deformada por el calor del fuego que había dentro. Tuvo un momento para reaccionar cuando la ventana comenzó a emitir un sonido espantoso.
Se volvió para correr hacia atrás, incluso cuando el vidrio explotó, enviando fragmentos fundidos contra su piel. El dolor no se registró, solo que su casa estaba en llamas y su familia todavía estaba atrapada dentro del infierno. Trató de mirar a través de las ventanas restantes mientras se dirigía a la puerta trasera, mirando el piso superior mientras una ventana tras otra explotaban, cubriéndose así misma de los ardientes fragmentos de vidrio que salían disparados.
La puerta trasera ya estaba abierta cuando llegó. Se detuvo apenas un momento mientras miraba las llamas que bailaban hipnóticamente en las paredes, rizando el papel tapiz que sus abuelos habían instalado juntos. Chirrió, estalló con fuerza y comenzó a derretirse bajo el calor abrasador.
Sus ojos ardían mientras entraba a la casa, gritando por su madre y su abuela. Se tapó la boca mientras inhalaba el humo acre, tosiendo violentamente mientras buscaba. Tocó puertas antes de abrirlas de par en par; su piel estaba resbaladiza por el hollín y el sudor de las llamas que parecían concentrarse más en las paredes que en cualquiera de los muebles de cada habitación por la que pasaba.
Adrianna empezó a arrastrarse por el suelo a medida que el humo se hacía más denso y subió las escaleras. Trató de concentrarse en las puertas y las empujó para abrirlas a medida que llegaba a cada una. No estaba segura de qué habitación tenía su abuela y no iba a dejar a nadie atrás.
Sus pulmones estaban en llamas, y cada vez que se movía a la puerta de al lado, sus movimientos comenzaban a ralentizarse mientras su cuerpo se volvía pesado, hasta que finalmente decidió descansar su cabeza, para reunir fuerzas antes de seguir adelante.
No estuvo segura de cuánto tiempo estuvo acostada en el piso, o si sabía que no lo dejaría. Recordó que necesitaba levantarse, pero no pudo. No podía respirar ni moverse. Cerró los ojos para evitar que se quemaran más de lo que ya estaban y sintió que algo se conectaba a su pierna. Sus manos tocaron la carne expuesta y escuchó a alguien maldecir violentamente.
No podía forzar a sus ojos a abrirse, ni conseguir que su mente captara lo que estaba sucediendo. Algo sólido y húmedo se alisó contra su cara y luego quienquiera que la hubiera encontrado comenzó a moverse rápidamente por la casa. El aire fresco de la noche se apoderó de ella cuando la sacaron de la casa en llamas. Lo intentó, pero no pudo abrir los ojos.
–Respira, Adrianna –urgía una voz familiar–. Vamos, pequeña bruja, respira.
Adrianna tosió violentamente. Muy lentamente, sus ojos comenzaron a abrirse. Vió el rostro de Alex y sus ojos azules parecieron dos llamas. La sostenía en su regazo sobre el césped del patio. Él virtió agua sobre su rostro y ella gritó por el ardor.
–Estás cubierta de cenizas y hollín, tendrás suerte si no te quemas hasta el infierno. ¿Qué diablos estabas pensando, Adrianna? –preguntó mientras le secaba la cara con su propia camiseta.
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Saga Oscuros - El Lado Oscuro De La Luna
Teen FictionMe han dicho que soy una sobreviviente. Dura, hermosa y peculiar, pero la verdad es que la mayoría de las veces no sé quién soy. No sé cómo permití que la oscuridad creciera dentro de mi. Solo sé que en lugar de luchar, como debería haberlo hecho...