Cinco años después...
Jason pasa por detrás de Paul y le agarra de la cintura para depositar un beso en su mejilla.
—Buenos días, bombón.
El otro se gira hacia él y rodea su cuello con sus brazos para plantarle un beso en los labios.
—Buenos días —sonríe cuando se separan.
Ivanna baja las escaleras, hablando por teléfono.
—¡Que no! ¡Que no! ¡He dicho que quiero la tela en color azul cielo! ¡Y si no queda de ese color, lo buscas hasta debajo de las piedras! —grita al teléfono y, después, cuelga violentamente—. Malditos inútiles. ¡Gideon!
—Ivanna, cariño, ¿no crees que estás un poco nerviosa? —le pregunta Jason, sonriendo.
—¿Nerviosa? ¡Lo que estoy es rodeada de incompetentes! Y tú —señala a Paul—, dile por favor a tu hijo que deje de alborotar a Nathalie porque yo no puedo trabajar con tantos niños alrededor.
Hunter entra por la puerta con un ramo de flores rojas y una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Cómo va todo?
—¡Mal! —chilla Ivanna, arrebatándole el ramo—. ¡Te dije que tenían que ser rosas rosas, no rojas!
—¿Y qué más da el color? Son bonitas, ¿no?
—¡Es que no da igual!
Una niña castaña con flequillo y unos brillantes ojos azules baja las escaleras corriendo. Lleva un vestido blanco con mangas abombadas que llega por los tobillos y que está decorado con un lazo en color azul cielo en el centro.
—¡Hunter! —chilla y corre hacia él. El chico la alza en el aire, abrazándola y llenándola de besos. Ella se ríe mientras lo hace.
—Pero, ¿de dónde se ha escapado esta princesita?
—¿Sabes qué? Te he hecho un dibujo. ¿Quieres verlo?
—¡Pues claro! —responde él, dándole un beso en la mejilla, y depositándola en el suelo—. Corre a buscarlo, venga.
La niña sale corriendo en dirección a las escaleras mientras Ivanna se cruza de brazos.
—¿También tú vas a alborotar a la niña?
El hermano pequeño se acerca y la sujeta por los hombros, sacudiéndola levemente.
—Ivanna, relájate un poco, ¿vale? Todo va a salir bien.
—¿Cómo quieres que me relaje? ¡Primero, hemos tenido que llamar a la modista porque el vestido se ha roto! ¡Luego el idiota de tu hermano no sabía plancharse la camisa! ¡Y, para colmo, mi vestido de dama de honor ha venido de color rojo cuando yo lo pedí azul! ¡Llevo una hora intentando evitar que Nathalie se despeine o se rompa el vestido!
—Bueno, tranquilízate —interviene Paul—. Nosotros nos encargaremos de Gideon y Hunter entretendrá a la peque. Ve y ocúpate de Val antes de que lleguen los coches.
Ivanna le hace caso y sube las escaleras hacia la habitación donde ha dejado a Valentine. Se la encuentra subida sobre una caja de madera con un vestido de novia con cuello de barco y el escote en forma de corazón. El cuerpo del vestido es ajustado hasta la cintura y lleva unas pequeñas flores blancas y unas mangas abombadas de seda que se extienden por su brazo, acabando en la zona del codo. La falda de seda esconde sus tacones blancos decorados con flores en la parte de la puntera.
La joven se gira hacia ella y le dedica una sonrisa.
—¿Y bien? ¿Qué tal estoy?
—Estás preciosa, Val —Ivanna le sonríe y se fija en su melena castaña, que le llega un poco por debajo de sus hombros—. Tenemos que hacer algo con tu pelo. No puedo dejar que te cases con mi hermano despeinada.
En otra habitación, Gideon da vueltas con el nudo de corbata deshecho.
—Vaya, nunca pensé que te vería tan nervioso. ¡Mírate! ¡Si tienes la cara de un perrito abandonado! —exclama Jason y se ríe.
—Cállate y ayúdame a atarme la corbata —le pide el mayor.
—Sabes que la que tiene que llegar tarde al altar es la novia, ¿verdad?
En la planta de abajo se escucha el sonido de un claxon.
—Mierda... —masculla Gideon entre dientes mientras su hermano le ata la corbata negra. Entonces, se dirige a Paul—. ¿Qué hora es?
—Y media
—Aún no tenía que llegar la limusina. ¡Dios! ¡Esto es...!
Hunter llama a la puerta de la habitación con la pequeña Nathalie en brazos. Es Ivanna la que le abre la puerta.
—Creo que tenéis visita —dice y se aparta de la puerta.
Valentine ve a través del espejo al visitante.
—¿Papá?
***
Es la una de la madrugada cuando Hunter se pasea por el solitario cementerio con una rosa roja en la mano. Recorre las tumbas con cierta parsimonia y se dirige hacia los panteones. Se para justo delante de la entrada de uno que está decorado al estilo griego. En el arco de la puerta, puede leerse "Familia Edevane".
El chico entra en su interior y se coloca delante de una de las inscripciones: Nathalie Edevane. Deposita la rosa en el jarrón que hay pegado a la piedra donde está grabada la inscripción.
—Acabo de venir de la boda de nuestros hermanos. Tendrías que haberles visto. Se nota lo mucho que se quieren. Yo ni siquiera pensaba que iban a durar y ahora, están felizmente casados y con una niña. ¿Sabes? A veces, la veo y me acuerdo de ti. Es una sabelotodo y una repelente. Si no fuera porque es la hija de mi hermano, hasta me metería con ella —Hunter se ríe, amargamente—. Os habríais llevado genial...
El chico se sienta en un banco de piedra que hay en mitad del panteón.
—A veces, pienso en cómo hubiera sido si yo me hubiera atrevido a confesarte mis sentimientos y no me hubiera limitado a sacarte de quicio y a esperar a que te fijases en mí. Supongo que nunca fui lo suficientemente listo como para darme cuenta de que eso no iba a funcionar contigo. Tenía que haberme esforzado más. Estoy seguro de que habríamos hecho una pareja increíble, como Gideon y Valentine. ¿Qué digo? ¡La nuestra hubiera sido mejor! Yo soy mucho más guapo que mi hermano y tú... tú eras preciosa...
Deja salir un suspiro de sus labios.
—No sabes la putada que me has hecho. Tú no tenías que acabar así. Tan solo si yo me hubiera dado cuenta de cuánto sufrías... Yo jamás habría permitido que te fueras... Eras increíble...
Una pequeña lágrima cae por su mejilla.
—No dejo de pensar en ti cada día y cada noche, Nat. Sé que debería pasar página, que tú y yo nunca hemos estado juntos y que, si estuvieras aquí, probablemente, seguirías odiándome como has hecho siempre, pero, prefiero que me odies a que hayas desaparecido para siempre. Llevo cinco años preguntándome por qué no puedo sacarte de mi cabeza, por qué no puedo avanzar y pasar página... Supongo que no tengo ni idea de cómo hacerlo. Me he pasado toda la vida enamorado de ti y, ahora, no tengo ni idea de lo que tengo que hacer...
Se levanta del banco y se acerca a la tumba de la chica.
—Te quiero, Nat, y siempre lo haré...
Entonces, un encapuchado se cuela en el panteón. Fuera ha empezado a llover pero él estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se ha dado cuenta.
—Oye, este es un sitio privado...
El encapuchado se quita la empapada capucha negra, dejando ver a una joven de larga melena negra y ojos verdes. La chica sonríe al verle. Él se queda de piedra.
—Te he echado tanto de menos...
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Nathalie [+18]
Mystery / ThrillerTodas las familias tienen secretos y más si esas familias son las dos más adineradas de toda Nueva York. Una serie de asesinatos sin explicación parecen guardar una extraña relación con ellas y a ello se le suma la sospechosa desaparición de dos de...