Look At Me (看著我).

XXVIII.

« " El amor de una familia es lo más hermoso que puede haber, pero la traición de un familiar seguirá intacta por años " »

Tokyo Antiguo Sengoku.

En el reino de la luna Kirinmaru miraba aquel retrato de la familia Taisho dónde se encontraba Inu No Taisho, Irasue y un pequeño Sesshomaru sonriente de tan solo tres años.

- Realmente cambio - mencionó.

Kirinmaru miró hacía Irasue quien caminaba hacía el mirando de la misma forma aquel cuadro.

- Hubiera dado todo por cuidar en ese momento a Sesshomaru, pero el dolor de la traición me segó y terminé haciéndolo una versión de mi - decía.

- ¿Qué pasará si sus nietos nacen siendo hanyō? - preguntó.

Kirinmaru tenía aquella duda, pues sabía perfectamente las costumbres de los Inu Yokais quiénes solo aceptaban a Yokais y Daiyokai de sangre pura.

- Si realmente pasa lo que los antigüos pergaminos dice tendré que aceptar a aquella sacerdotisa - respondió sería.

- ¿Y si no? - volvió a preguntar.

- Si no lo fueran solo desearía que se parecieran a Sesshomaru - respondió - Así nadie los lastimaría -

Kirinmaru asintió, pues el también comprendía aquello, ya que Sesshomaru al ser el Lord del Oeste tiene por enemigos a muchos que quieren su poder como InuDaiyokai.
En el pueblo todo estaba casi listo y algunos subordinados de las tierras del Oeste ayudaron para que el pueblo se vea digno de la boda de su Lord más Jaken quien había mandado ha hacer los trajes de los novios con la más fina tela de todos los lugares y en las espaldas de ambos trajes mantenía la media luna que Sesshomaru tenía en su frente, bordada con hilos de plata y oro.

- ¡Vaya! - exclamó feliz - La boda de mamá y papá será muy bonita -

- Pues claro niña mi amo bonito se merece esto y mucho más, aún cuando se esté casando con una humana - decía.

- Pero mamá ama mucho a papá y son muy felices, espero pronto tengan muchos hijos - decía con alegría.

Un poco lejos de ahí en el templo donde rezaban a los muertos se encontraba Inuyasha junto a su pequeña Hanna quien la mantenía en brazos.

- Kikyō ojalá estuvieras aquí - decía - Tal vez me ayudarás a entender muchas cosas de las cuales aún sigo confundido como mis sentimientos por Kagome -

La pequeña Hanna miraba cada detalle de aquel templo y frente a ellos podía ver a una hermosa mujer que le sonreía con dulzura, la pequeña sonrió.

- Ma....ma....mamá - decía sonriendo.

Inuyasha sorprendido miró hacía el frente dónde su hija lo hacía, pero solo pudo ver una hermosa flor violeta esto hizo que el hanyō soltará aquellas lágrimas que había retenido por semanas.

- Kikyō - susurró.

Tokyo Moderno Sengoku.

Los rayos de sol que entraban por aquella ventana hizo que Kagome comenzará a abrir los ojos de manera lenta para poder acostumbrarse a la luz, al poder abrir bien los ojos sonrió al encontrar a su lado a su amado esposo que dormía aún a su lado, sin hacer ruido siguió contemplando cada parte del rostro de su amado.

- ¿Seguirás mirándome todo el día? - preguntó.

Aquella pregunta tomo por sorpresa a Kagome quien se sonrojó.

- ¿Desde cuándo estabas despierto? - preguntó sonrojada.

- Desde que sentí como te moviste - respondió.

A Kagome le gustaba la sinceridad de Sesshomaru, aún cuando su sinceridad a veces la molestaba.

- Bien ahora iré a bañarme, ¿O quieres acompañarme? - preguntó roja.

- No creo que puedas después de todo lo que pasó anoche - respondió mirándola.

Kagome parecía un tomate que sin más entro al baño casi corriendo y esto provocó un cierto de gracia en Sesshomaru.
En el baño Kagome entro a la ducha y comenzó a lavarse cada parte de su cuerpo viendo cada mordida, chupetón y maraca que Sesshomaru le había dejado, pero lo que más la tenía sonrojada era el dolor de sus caderas recordando la noche anterior.

- Tienes que controlarte Kagome - se dijo.

Siguió limpiándose y al salir se seco y cambio saliendo del baño y así pudiera entrar Sesshomaru quien al terminar su baño se vistió y aprovecho para atarse su largo cabello plateado, al salir Kagome quedó sorprendida.

- Sabes me gustas más con tu cabello largo - dijo sonriendo.

Sesshomaru solo sonrió abrazando a Kagome, pues las muestras de afecto solo se las daba cuando estaban a solas o con su familia, ambos cortaron el abrazo y se dispusieron a desayunar. En el desayuna ambos se mantenían callados, pero aquel silencio era cómodo para ambos.

- ¿Cuándo les diremos? - preguntó.

- Hoy en la tarde cuando regresemos, para poder empacar algunas cosas - respondió - Además los demás nos esperan haya -

Sesshomaru asintió, pues recordaba que debían aún festejar una boda con los amigos de su esposa a la cual el estuvo de acuerdo.
Después del desayuno ambos hicieron actividades del lugar, como escalar, nadar, casar, entre otras cosas quedando realmente cansados, pues para ambos era algo que jamás habían hecho y que jamás olvidarían.