-Qué estupidez poner como prioridad tu relación antes que tu vida laboral. - Dice Mateo en voz alta con la intención de que Cuauhtémoc lo oiga. Y lo logra.
-Creo que se puede balancear lo laboral con lo sentimental. Ari y yo lo hemos logrado.
-Ay Cuauhtémoc, tienen diecinueve años. Aún no saben lo que les espera. Recién estás empezando tu carrera y apenas y lo puedes ver. - Voltea a mirarlo con un aire sarcástico.
-Vivimos juntos, no sé de qué hablas. Siempre nos vemos.
-Sabes a qué me refiero. El otro día te perdiste su cumpleaños. Poco a poco llegarán más y más obligaciones por separado y ahí te acordarás de mí. - Temo se queda callado analizando en silencio y Mateo agrega - Sí, te acordarás de mí cuando tengas que decir qué es más importante para ti; si tus sueños o tu pareja. Y si eres lo suficientemente inteligente, sabrás que sólo hay una respuesta correcta.
-¿Y qué si elijo ambas?
-Perderás una.
Y ya estaba pasando. Temo reacuerda la conversación que tuvo con Ari acerca de la oportunidad que había rechazado su novio. Thiago le había propuesto que se fuera de gira con él, y Ari decidió declinarlo. Sin pensarlo si quiera.
-No puedo dejarte - le había dicho - así de fácil.
Temo aunque odiaba admitirlo, Mateo tenía razón. Ya estaba sucediendo en ese mismo instante tomar decisiones respecto a su futuro. Y le dolía pensar que por su culpa, Ari perdería, quizá, la mejor oportunidad para despegar su carrera como cantante. Y él era el impedimento.
-Te dejé pensando, ¿Verdad? - Mateo alza una ceja analizando a Temo.
-Da igual - responde a la defensiva. Estaba tan inmerso en sus pensamientos que había olvidado que estaba presente Mateo.
Temo pasa varios días meditando. Analizando si lo que haría sería la mejor desición para ambos. Si eso haría que Aristóteles abriera los ojos e hiciera lo correcto.
Nunca hubo otra alternativa; todo llevaría a lo mismo. Debían tener muy en claro sus prioridades como le había dicho Mateo. Y Temo quería hacerle ver a Ari que tendría que poner sus sueños por delante de cualquier cosa.
Lo meditó por muchos días. Escuchandose en silencio, tratando de encontrar las palabras adecuadas para abordarlo. Decirse una y otra vez a sí mismo que ya no había marcha atrás. Nada lo haría cambiar de parecer. Ni siquiera quiso hablarlo con Diego, o su padre. No. Esto lo haría solo, porque en ésto eran sólo ellos dos.
Pero llegó a la conclusión de que él no era capaz de iniciar la conversación.
No tardó en percatarse Aristóteles en la actitud distante de su pareja, y por lo tanto, le preguntó qué sucedía. Temo lamentó tanto que se conocieran tan bien porque, sabía que lo notaría al primer instante y no le iba a dar más tiempo. El que tanto anhelaba perseverar a su lado.
-Tenemos que hablar - Dijo Temo, con voz seria y decidida a pesar de que por dentro se estaba destruyendo, pieza por pieza.
-Qué bueno que lo dices... - responde Ari con una sonrisa - parece que me leíste la mente.
-Quisiera poder hablar yo primero si te parece bien - lo interrumpió.
-¿Por qué estás tan serio? ¿Pasó algo?
Temo trató de no desmoronarse, tomó fuerzas de dónde pudo y siguió andando.
-Creo que deberíamos de dejar de vernos. - fue un eufemismo porque no podía decirle directamente que quería terminar eso tan maravilloso que tenían. No podía. Pero lo hizo, de una forma cobarde pero lo hizo. Rebajando su relación tan intensa y formal a un simplón "vernos".
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De noche vienes ; Aristemo
FanfictionAri tenía una rutina, comodidad, un hogar, costumbre, certeza acerca de todo. Y Temo se lo había arrebatado.