No sabía que necesitaba de Sebastián hasta que lo tuvo.
Resultó ser el mejor remedio para su dolor.
La sensación duraba un rato. Específicamente cuando estaba con él. Al regresar a su casa se sentía igual que antes. Ansiaba por verlo de nuevo. Llevaban ya un mes viéndose y no se daba cuenta del tiempo pasar cuando antes le pesaba cada día. Parecía que sólo sabía sanar con personas.
No quería acostumbrarse a su presencia. Pero sentía la necesidad de estar pegado a él como si fueran amigos de toda la vida, se ponía sus límites a sí mismo. Sólo se permitía verlo dos veces a la semana después de trabajar. El resto del tiempo platicaban por mensaje.
La sensación de no poder hacer nada que le apeteciera, desapareció. Porque su nueva amistad lo forzaba a hacer cosas y no de forma irritante, sino genuina.
-¡Tienes que acompañarme a este concierto! - le decía Sebastián de repente.
Le compartía su emoción al instante y no podía negarse. Y así empezaron a ir a demasiados conciertos juntos, algunos eran de su propio círculo, porque Sebastián se rodeaba de músicos, otras veces iban a escuchar a cantantes locales. Nada muy concurrido, lo cual lo hacía más íntimo.
Pero Aristóteles evitaba a toda costa los lugares que alguna vez compartió con Temo. No ponía un pie en un restaurante que le gustaba mucho porque quedaba cerca de la preparatoria que fueron juntos. También evitaba el cine y, le decía con una sonrisa inocente que prefería ver películas en su casa. Éste nunca preguntaba nada y enseguida le seguía la corriente.
-Claro, mi casa es más cómoda que un cine.
Ari sonreía. Sentía que le debía una explicación por tanta amabilidad de su parte aunque él no se la pidiera.
-¿Pero por qué nunca vamos a la tuya?
Frunce el ceño Aristóteles.
-No querrás ir, aún vivo con mis padres.
Odiaba estar en ese edificio. Si pudiera se iría a vivir para siempre al departamento de Sebastián, ya vivía solo y el estar ahí en su casa le daba una sensación de independencia a Ari que no sabía de dónde venía. Quizá era el hecho de que, cada vez que pisaba su departamento no sentía que se desvanecía en recuerdos, como le pasaba en el edificio de su familia.
Todos los pasillos que recorrió con él, las veces que se sentaron a platicar en las escaleras, el maldito departamento que ya ni siquiera ocupaba su familia. Ahí estaban todas las cosas por las que quería huir pero siempre regresaba.
Ya no soporto estar aquí. Era un pensamiento constante. Y el que Sebastián lo sacará de allí, era un alivio.
Se sentía egoísta porque lo quería solo para callar su dolor y pronto lo dejaría. No sabría que haría sin él. Pero trataba de no pensar en ello.
Le gustó tanto compartir tantas cosas en común, y odiaba la idea de censurar su tiempo junto a él. Que comenzó a verlo diario.
Él no quería decirle que pronto se iría de la ciudad porque cambiarían las cosas entre ambos, no sabrían cuándo se verían de nuevo. Y eso a Aristóteles lo ponía nervioso.
Retrasar el dolor, pensaba. Tal vez me deje de hablar porque me iré. Me quedaré aquí, en el presente donde él me está ayudando a olvidar.
-Tú nunca me dijiste sobre tus relaciones pasadas - Aristóteles le dice a Sebastián saliendo de un concierto. Vió que platicaba mucho con un chico y de inmediato asumió que era su novio - o actuales.
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De noche vienes ; Aristemo
FanfictionAri tenía una rutina, comodidad, un hogar, costumbre, certeza acerca de todo. Y Temo se lo había arrebatado.