Diego se encontraba ahí por alguna razón. Aristóteles lo saluda por ser amable y tienen una conversación larga, y luego amena.
-¿Qué haces aquí? - le dice Ari después de ya tomar confianza.
-Temo me dió trabajo. Seguí estudiando comunicación y terminé aquí. De las fotos y de las redes sociales, de todo lo visual me encargo yo.
-No me sorprende que nos consiguió trabajo a los dos - le dice Ari, sin querer.
-¿Te enteraste? No fue muy discreto, siempre estaba diciendo lo mucho que quería que trabajaras en este concierto. Siento que fue más una excusa para volver a verte.
Aristóteles pone los ojos en blanco. Era lo último que querría hacer él. Pensaba. Ni siquiera le hablaba desde la última conversación que mantuvieron.
Sólo lo saludaba de vez en cuando.
¿Pero acaso quería que le hablara Temo de nuevo? No estaba listo para ello.
-¿En dónde te estás quedando? - lo saca de sus pensamientos.
-En el hotel de siempre - se extraña por la pregunta - de siempre que me quedo aquí en la ciudad. Quiero decir.
-¿Por qué no te vienes conmigo a mi departamento? Falta todavía una semana para el concierto y puedes quedarte conmigo.
-¿Tienes un departamento?
-Bueno, en realidad no. Lo estoy rentando con Carlota, espero no te moleste quedarte con nosotros.
-Gracias pero...
-Pero, nada. Quédate con nosotros, para que te guardes el dinero del hotel.
Ari sonríe. Le sorprende la repentina oferta pero la acepta. Hace mucho que no veía a Carlota. En algún momento surgió la idea de ser roomies junto a Diego y Temo pero solo quedó en una idea. Se conocían por la universidad y en realidad nunca llegaron a ser amigos.
Aristóteles ignoraba el detalle de que, ahora que Diego no rentaba junto a Temo, eso significaba que Temo rentaba con alguien más...
-Oye ¿por qué no usas tu instagram? Ni ninguna red social. Pareces un anciano que no tiene presencia en el internet - le dijo Diego.
Y Aristóteles no tenía mente para ello.
No dejaba de darle vueltas al asunto. ¿Temo tendría ya su departamento? ¿Aún seguía con Mateo? ¿Vivía con él?
No podría averiguarlo sino hasta el día siguiente. Era su día de descanso y aprovecharía para llevar sus pertenencias al departamento de Diego.
Cuando le preguntó dónde se encontraba el departamento del que le habló él se burló.
—¿Cómo que dónde? En el lugar de siempre, no me fui a ningún lado — se ríe.
A Aristóteles no le parecía gracioso ni divertido tener que regresar a un lugar que estaba lleno de recuerdos.
-Qué raro que no se hablen - dice Alma - yo pensaba que, como no somos heterosexuales podíamos seguir hablando con nuestros exes.
-Se nota que no los conociste juntos. Estaban tan unidos que, si se separaban "a medias" o sea que se siguieran hablando. Lo más probable hubiera sido que regresarían. Sin tanto esfuerzo - responde Diego con una risa al final, burlona - o eso creo yo. Vivía con ellos aquí de hecho — señala el departamento — y veía que jamás discutían, funcionaban juntos.
-Diego tiene razón - responde Ari - no nos hablamos Temo y yo porque fue nuestro acuerdo.
-Tiene sentido - Alma retoma la conversación - bueno, yo hablo con todas mis ex. Y Maya también. Es común entre nosotres, ya sabes, entre LGBT.
Diego comienza a platicar sobre su propia experiencia y Aristóteles deja de escuchar.
¿Qué significaba que retomaran el contacto? ¿En qué situación los pondría a ambos? Porque Temo fue muy claro. Que no hubiera contacto alguno entre ellos.
Pero, ¿qué quería decir que lo quisiera cerca de él? ¿Nada? ¿O todo entre ambos desapareció para siempre y ahora sólo se saludaban con cortesía y una amabilidad ajena? Ni si quiera de amigos fueron tan distantes. Jamás fueron así el uno con el otro.
-Voy a pedirle respuestas - dijo saliendo de sus pensamientos y Diego ya estaba dormido. Alma sólo sonrió.
-Ah que sí. No le hablas ni para pedirle la hora.
Ensayaron varias horas. Aristóteles no se concentraba en la coreografía por pensar en la conversación de anoche. Y cuando se ponía a cantar. Buscaba con la mirada a Temo.
Y en una de las canciones que más le dolía, se apareció para ver el ensayo.
Se miraron a los ojos durante toda la canción. Y Aristóteles lo sintió como algo catártico. Todo lo que le quería decir estaba en la letra de esa canción. Temo también lo miraba, y para el final se marchó.
Ari terminó de cantar y se fue a buscarlo.
Lo encontró después de un rato. Fuera del auditorio. No había nadie, solo ellos dos.
-Cantaste muy bien - le dice Temo, al oírlo llegar.
-Gracias, de repente encontré inspiración. - bromea Ari.
-¿Qué estamos haciendo? - se ríe Temo
-¿De qué hablas?
-Ni siquiera nos saludamos y antes dormíamos juntos.
Aristóteles se ruboriza.
-Fue decisión tuya, no mía. El no hablarnos.
-No sé si fue lo correcto...
-¿Que hice mal? - le reclama Aristóteles, de repente molesto - entiendo que querías dedicarle tiempo a tu carrera pero no entendí por qué apartarme de tu camino cuando lo único que hice fue quererte.
Y Temo le evita la mirada.
-No hiciste nada malo. Nunca. Ay, Ari... - le susurra, con cariño. Y de repente se siente de dieciocho años con aquel diminutivo.
Nota que Temo está indeciso entre decirle algo o no.
Mientras un coche se estaciona frente a ellos. Y Aristóteles frunce el ceño, confundido.
Mateo baja del carro.
-¿Llegué tarde? Perdona amor había un tráfico horrible - y se acerca a besar a Temo.
Aristóteles está listo para irse cuando oye decir:
-¿Te acuerdas de Aristóteles? - pregunta Temo, incómodo - Ari, él es Mateo no sé si se recuerden...
-Claro que lo recuerdo - sonríe Mateo como si haciéndolo le quitara la cara de sorpresa, y de molestia - Aristóteles, ¿Cómo te va? Hace mucho que no te vemos.
Y nota como al decir "vemos" rodea a Temo con el brazo, al rededor de su cintura.
-Bien, bien. Me sigo dedicando a la música y de hecho tengo que regresar al ensayo. Estaré en el concierto y bueno debo irme.
Mateo le estrecha la mano y Aristóteles se marcha.
Te encuentro y te pierdo.
Fue lo único que pudo pensar Aristóteles.
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De noche vienes ; Aristemo
FanfictionAri tenía una rutina, comodidad, un hogar, costumbre, certeza acerca de todo. Y Temo se lo había arrebatado.