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Estaba bebiendo después del concierto, últimamente era lo único que hacía, además de cantar.

Estaba ansioso de buscar a alguien con quien pasar la noche. Busca en su aplicación de siempre, quería quedar con alguien a como diera lugar.

Coincide con alguien que le resulta atractivo y acuerdan en verse a una hora específica en un bar cerca de su hotel.

Después de un par de horas, le llega una notificacion, saca su celular y ve en la pantalla un mensaje porque pasa de la hora que habían acordado, de hecho ya habían pasado más de cuarenta minutos.

No llego, perdón.

Aristóteles se siente decepcionado y es que, siempre terminando los conciertos corría a buscar con quién acostarse. Como que tenía energía que gastar, sentía adrenalina de sobra al terminar cada concierto.

Se le ocurre ir a buscar a donde se reunían los bailarines después de cada concierto. Sabe que podría meterse en problemas. Pero le da igual. No iba a dormir solo esa noche.

Iba encaminándose con rapidez porque sino se apura no iba a alcanzar a nadie. En eso se detiene, lo llaman por su nombre.

-¡Ari!

Se gira y ve que era Eduardo. Se sintió extrañado al encontrarlo ahí, en su hotel. Se detiene y Eduardo se va acercando.

-Ibas muy apurado, qué bueno que me escuchaste - le dice agitado, y Ari siente ruborizarse - Tu mamá te lleva buscando un rato. Acabamos de llegar, deja le hablo para decirle que te encontré.

Aristóteles se horroiza ante la idea de que lo hayan visto en su presentación. Estaba ebrio, y tuvo poco profesionalismo al olvidar varias letras de canciones, en una incluso, tuvo que volver a empezar.

-¿A qué hora llegaron? ¿Me vieron cantar? - le dice él mientras le hablaba Eduardo a Polita.

-Sí aquí está... - se gira para ver dónde se encuentra - búscanos. Adiós. ¿Me decías Ari? No, no te vimos tocar. Queríamos llegar antes pero el vuelo se retrasó.

Siente su cuerpo relajarse cuando oye aquello.

Bien, no me vieron. Por ahora.

Polita llega, corre al ver a su hijo y lo abraza con fuerza.

-Llevo meses sin verte - le dice con un hilo de voz - te extrañé mucho. Y ya ni siquiera llamas, Ari...

-Yo también te extrañé mucho - le dijo, y no mentía - sólo que estoy lleno de trabajo. Siempre estoy ensayando y estar de ciudad en ciudad... ya ni duermo.

Él mismo se sorprendió con la agilidad que tuvo para darle una excusa decente a su madre.

-Bueno, ahorita no vine a regañarte. Vine a verte. Me sentí mal de no estar en tu primer concierto y le dije a Eduardo que cuando tuviera vacaciones iríamos a verte en la ciudad que estuvieras y se las dieron, aprovechamos, pero sólo podremos estar el fin de semana. Dejamos a Arqui con tu papá y nos preocupa tu hermano

Aristóteles quiso preguntar por su padre pero Eduardo le gana la palabra

-Eso y también queríamos darte una noticia los dos.

Aristóteles se sorprende. No puede imaginarse lo que le dirán.

-¡Ari! Ahí estás, pensé que estabas fuera, me dijiste que ibas a...

-¡Alma! Te presento a mi mamá, y a su pareja, Eduardo. Vinieron a verme.

Se saludaron y ella les sacó plática y vió cómo les dió una buena impresión.

De noche vienes ; AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora