28; respuestas

58 8 14
                                    

¿En serio Temo se preocupaba por él? ¿Por qué lo mandó a buscar en primer lugar? ¿Diego decía la verdad?

¿O a qué se refería cuando dijo que Mateo se daba cuenta que Temo seguía importandole Aristóteles?

De nuevo dudas sin resolver.

Su teléfono suena y Aristóteles responde.

—Tienes que aprovechar toda la atención que estás recibiendo con todo lo de la pelea. — dijo una voz de mujer al otro lado de la línea — tus oyentes aumentaron.

—La gente ya hasta olvidó la pelea.

—¡A eso me refiero! — dijo su representante — mantén la atención sobre ti, tienes que escribir una nueva canción.

—¿Qué? Pero recién salió mi EP.

—Que sea buena Aristóteles, ésta es la oportunidad que estábamos buscando. No la desperdicies.

—Parece que Temo te va a invitar a su departamento — le dice Alma en voz baja.

—¿De qué hablas? — dijo Ari en un susurro también.

—Mateo no está. Diego me lo dijo, parece que salió de viaje por algo de su trabajo.

—¿Y qué te hace pensar que me invitará?

—Es algo obvio, Ari. Si te invita me cuentas — susurra porque Temo ya se estaba acercando a ellos.

Los saluda y Alma se aleja para dejarlos solos.

—¿Cómo les fue ayer en el bar?

—Bien, bueno, Alma tuvo que manejar porque Diego estaba muy borracho.

—Siempre termina así él. — le sonríe.

—Sí, bueno, si te quedabas lo hubieras visto tú mismo.

—Tenía que irme. — hace una mueca, ambos recordaban muy bien el comportamiento de Mateo, cómo se apresuró a irse sin preguntarle siquiera su opinión.

—Me di cuenta — sonríe Ari y comienza a buscar su equipo de música.

—¿Qué harás mañana? ¿Estás desocupado?

Aristóteles se detiene en seco. Alma tenía razón.

—No, nada. Sólo intentar componer una canción en el departamento de Diego.

—¿Te pidieron una canción?

—Sí, la disquera dice que debo aprovechar la atención que llegó a mí por la pelea.

—Tienen razón.

—Ya sé.

—Podría ayudarte, a componer me refiero.

—¿En serio?

—Claro, si quieres al rato vamos a practicar, a Diego no le molestará, siempre iba cuando no estabas tú.

—Llegué yo y dejaste de ir. ¿Es lo que dices?

—No quería incomodarte.

—Nada de eso. Ni que fuéramos hetero para no llevarnos bien.

Se sonríen y sienten complicidad en aquella sonrisa.

Al final, Temo terminó convenciendo a Ari de que fuera a su departamento ya que no había nadie.

—Pero debo pasar por mi teclado antes.

Temo accedió, lo llevó en su auto y de camino fueron poniendo música.

De noche vienes ; AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora