29; enmendar

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—¿Desde cuándo estás viendo a Temo?

—Desde que llegué aquí. — Confesó, no sabía por qué había ocultado algo así.

Guardó silencio un momento la psicóloga.

—¿Y cómo llevas su presencia?

—Lo mismo me preguntó Sebastián.

—Porque se preocupa por ti.

—No hay nada que temer — dijo Aristóteles con firmeza — estamos bien. Ya no duele verlo.

Era la primera vez que lo decía en voz alta.

—Cuando lo vi por primera vez me abrumó su presencia, pero ahora somos personas distintas, ya no tenemos quince. Él está en una relación seria y nos estamos descubriendo de nuevo. Es como volver a empezar, sólo que esta vez, como amigos.

—¿Y cómo es Temo contigo? ¿Sabe lo de tu recaída?

Él se quedó callado. Frunciendo los labios. Después le cuenta toda la historia.

—Parece que le sigues importando a Temo.

—Así es, también él me importa, está ahí ese cariño no se puede quitar con nada del mundo.

—Temo debería saber que su ausencia te causó un daño inmenso. ¿Lo ves todos los días, no es así?

—Sí.

—¿Y qué harás cuando termine el concierto, cuando lo dejes de ver a diario? Quiero que tengas a alguien a tu lado.

—Alma, bueno — carraspeó, ya ni siquiera hablaba con ella, estaba todo el tiempo con su novia y Diego técnicamente no era su amigo.  — Tenía a Sebastián.

—Sebastián actuó así porque le importas. Me imagino que harías algo similar por él, ¿Si alguien lo pusiera en peligro, qué harías?.

Parecía que sabía todo lo de la pelea.

Aristóteles no lo había visto de ese modo. Había golpeado a Thiago con tal de defenderlo.

Y Sebastián para protegerlo, le ocultó lo de Temo.

Se querían igual.

¿Sería posible?

—¿Será posible? — preguntó él en voz alta.

—¿El qué?

—Que me quiera del mismo modo que yo lo quiero a él.

Y su corazón se aceleró fuerte al pensar en aquella idea.









Cuando Temo se despertó sintió un dolor de cabeza horrible. Había bebido de más y se dió cuenta que Aristóteles se había ido.

Se levanta para ducharse e iniciar su día y en el transcurso recuerda todo lo que platicó con Ari y se siente demasiado vulnerable y expuesto. Se abrió demasiado.

Tal vez eso los uniría más o los apartaría.

No quería lo segundo definitivamente.

Cuando estaba en su habitación buscado la ropa que se pondría le entra una llamada y se emociona al pensar que podría tratarse de Ari.

Cuando ve su teléfono ve que es su padre. Siempre le marcaba los días que descansaba.

—¿Cómo te va en tu chamba?

Aún no le contaba sobre que Aristóteles y él estaban trabajando juntos y es que no quería saber su reacción.

Cuando le contó que él había terminado su relación con Ari, su padre se molestó mucho, le dijo que se iba a arrepentir y que tomó la decisión con mucha prisa.

De noche vienes ; AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora