"Omegacember: KNB version."

Día 9: Marca | "KagaAka."

Las embestidas eran profundas, el alfa apretó la piel de sus caderas con fuerza, buscaba dejar su marca en el omega. Si, eso quería porque en su cuello no se le permitía hacerlo a su pesar.

La escena era cómo mirar el infierno, ambos amantes parecían incendiarse, con sus cabellos rojos pegados a sus frentes y la calentura manchando sus rostros.

—Taiga, más. — le gruño Seijurou, el omega heredero y bien protegido del clan Akashi.

Le habían prometido a otra rama de la misma familia, todo por mantener pura la línea sanguínea. Nadie contó que el joven bien portado, rompería las reglas al involucrarse íntimamente con su guardaespaldas.

Kagami Taiga aceptó sin pensar mucho, aquel trabajo bien remunerado. Era de padres japoneses pero habiendo vivido mucho tiempo en América, se sentía en el país cómo un extranjero, por ello no podía desaprovechar la oportunidad que se le daba.

Además, el alfa consideró el trabajo sencillo pues sólo tenía que cuidar a un mimado omega más.

¡Que ingenuo había sido!

—Mío. — gruño en el cálido cuello del muchacho, el lirio araña le atraía a perderse ahí mismo. —Mío.

Harto de esa insistente posesividad, Seijurou tomó el rostro del mayor, sus miradas se encontraron, el anhelo le quito el aliento.

Los recuerdos se agolparon en su mente y entonces, se dió cuenta que ya había decidido y no quería dar marcha atrás.

Taiga había sido el único en ver por su bienestar cuando se encontraba sofocado por los preparativos de una boda que, con el pasar de los días, se volvía más real. En esos primeros días, el pelirrojo más grande se desviaba de su camino habitual a la residencia sólo para que él pudiera estar en silencio, sin presión.

No duró mucho, cuando el dique se rompió y el real Seijurou comenzó a hablar, Taiga terminó enamorándose demasiado rápido que no lo notó.

—Marcame. — las pupilas del alfa se dilataron ante el consentimiento. —Hazlo Taiga, si lo pienso más...

Kagami no lo dejo terminar.

Estarían juntos, así cómo ahora lo estaban sus sentimientos y los latidos de su corazón.