Sabía que en el minuto que entrara a su hogar, Kagami se derrumbaría, incluso él sentía que lo hacía, aún así se mantuvo firme.
A la espera de intervenir.
Era verdad que los omegas y gammas que trabajaban en la primera línea de auxilio siempre sucumbían ante el estrés pero no su pareja, él siempre salía adelante. Sin embargo, habían ciertas situaciones que mermaban su confianza.
—Parece que nunca soy suficiente. — su pelirrojo hablo por fin, mientras dejaba caer sin cuidado su equipo al piso. —Siempre es lo mismo.
—Taiga. — intento acercarse pero notar la tensión en sus hombros lo hizo detenerse. —El hombre estaba asustado.
—Él pidió un alfa. — Daiki controló su necesidad de consolarle, sabía que estaba llorando pero no quería intervenir mientras se desahogaba. —Cuando se dió cuenta que era un gamma, no confió en mí. — se giró por fin hacia su pareja. —Intenté calmarle pero con el traje apenas y lo alcance.
Aomine suspiro, este tema siempre era uno de los más difíciles.
Cómo un gamma, el aroma de su chico era tenue y con la basta protección del traje de bombero siempre era difícil emplearlo en situaciones dónde las personas necesitaban controlarse.
—Soy un omega defectuoso en todo sentido.
—Kagami, para. — su voz de mando pareció detener el momento, así cómo toda palabra hiriente que su chico quería decirse. —El hombre estaba asustado, no pensaba lo que decía.
Le observó apretar sus manos, sabía que batallaba internamente con sus recriminaciones pero al menos, en este momento Daiki haría que lo escuchara.
—Salvaste a su familia, tú y tu equipo lo hicieron, omegas y un gamma lo hicieron. — y era verdad, el escuadrón de bomberos había desempeñado un papel magistral y él cómo oficial de policía, lo observó todo con el corazón acelerado por su pareja, desde el área acordonada.
—Lamentablemente el hombre entró en pánico, tal vez creyendo que no soportarías su peso o porque acababas de sacar a su hermano, nunca lo sabremos pero lo que si puedo asegurarte, es que no fue por tu casta. — los demás socorristas se lo habían dicho y les creía.
Kagami dejo caer los hombros, resignado.
—Gamma, mírame. — y aunque Daiki lo había ordenado, Taiga obedeció sin premura pues quería perderse en los orbes de su novio, esos que siempre le infundían fuerza cuando no podía incorporarse solo. —¿Me dejas abrazarte?
No tuvo que decirlo dos veces y mucho menos, ordenarlo.
. . .
Es la primera vez que escribo un alfa x gamma y estoy improvisando basándome en esto:
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Kagami sólo tiene un aroma tenue, eso le causa mucha inseguridad y ahí es donde Aomine interviene... Tampoco puede tener hijos pero en este día no viene al caso la info.
