02

1.1K 102 1
                                    

Durante el trayecto, Ji-hyun y yo conversamos sobre cosas triviales, cosas que normalmente no llamaban mi atención. Una vez más, me preguntó si había considerado estudiar algo relacionado con el arte. Yo, como de costumbre, respondí: "No estoy interesada". Lo dije con el mismo tono despreocupado de siempre, pero esta vez, algo en su mirada me hizo sentir que quería insistir más de lo habitual. Quizás él veía algo en mí que yo no veía, pero mi mente estaba decidida.

—No tienes que tomar decisiones ahora, Ji-hye. Tómate tu tiempo —dijo él, pero su tono dejaba entrever que le hubiera gustado que mi respuesta fuera distinta.

Cuando llegamos a casa, Ji-hyun estacionó en el garaje y ambos bajamos del auto, cruzando la puerta de vidrio que conectaba el garaje con el pasillo principal de la casa. La luz suave del atardecer se filtraba a través de las ventanas, iluminando el suelo con un cálido resplandor. Era una sensación familiar, pero algo en el ambiente de la casa me pareció diferente, más cargado, como si algo estuviera por suceder.

—¿Mamá? —llamé, mi voz resonando en el espacio vacío. No recibí respuesta, pero escuché el eco de sus tacones en la distancia, un sonido que me indicaba que estaba en algún lugar cercano.

Ji-hyun me dio una palmadita en el hombro, esbozando una sonrisa tranquila. —Te dije que estaba emocionada por algo. Parece que espera a alguien. Deberías ir a tu cuarto y cambiarte. —Su tono era casual, pero noté una ligera preocupación en su voz.

—Sí, tienes razón —asentí, viendo cómo subía las escaleras con su típica serenidad. Algo en mí me decía que debería quedarme un poco más, pero cuando no vi señales de mamá, decidí seguir su consejo.

Subí a mi cuarto, sintiendo el agotamiento acumulado del día sobre mis hombros. Dejé caer mi mochila sobre el sillón junto a la ventana y me tiré en la cama, mirando el techo. El día en la escuela había sido agotador como siempre. Todo parecía estar en mi contra últimamente, y aunque lo soportaba por la promesa de un futuro mejor, a veces deseaba poder escapar de la rutina.

Después de un rato, decidí levantarme. Me dirigí al armario, buscando algo más cómodo para ponerme. Saqué una camiseta gris, unos joggers del mismo color y algo de ropa interior. El calor afuera era sofocante, tanto que el aire acondicionado no parecía suficiente. Una ducha rápida parecía la mejor opción para aliviarme un poco.

Caminé hacia el baño y encendí la ducha, dejando que el agua comenzara a caer en una suave lluvia. Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación relajante del agua sobre mi piel. Por unos minutos, el peso del día desapareció, y todo lo que quedaba era el sonido del agua y mi respiración lenta. En momentos como ese, me preguntaba por qué no podía ser siempre así de sencillo.

Al salir, me envolví en una toalla y me vestí con la ropa holgada. Secar mi cabello y alisarlo fue una tarea más larga de lo que hubiera querido, pero era necesario. Sabía que si no lo hacía, terminaría con un caos de rizos que no podría controlar. Mientras el secador hacía su trabajo, mi mente vagaba hacia pensamientos más profundos: ¿qué sería lo que tenía tan inquieta a mamá? Sabía que solía emocionarse con pequeñas cosas, pero algo me decía que esta vez era diferente.

Terminé de arreglarme y me tiré en la cama nuevamente, dispuesta a dormir un poco. Cerré los ojos y casi me rendí al sueño, cuando el llamado de mi madre desde el piso de abajo rompió el silencio.

—¡Ji-hye! —gritó.

Solté un largo suspiro, sin ánimos de moverme, pero sabía que no tenía otra opción. Bajar las escaleras era lo último que quería hacer, pero con los pies cubiertos solo por medias, lo hice de todas formas, sintiendo la frescura del suelo bajo mis pies mientras descendía lentamente.

✦ˑ 𝗣𝗋𝗈𝖿𝖾𝗌𝗈𝗋 𝖽𝖾 𝗆𝗎́𝗌𝗂𝖼𝖺  𝄞⋆| 𝗟𝖾𝖾 𝗛𝖾𝖾𝗌𝖾𝗎𝗇𝗀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora