Sábado, un día que todos utilizamos para descansar o hacer lo que nos plazca. En mi caso, había planeado disfrutar de un día relajante en casa, pero los planes de mis hermanos rápidamente destrozaron esa idea. Ji-hyun había salido de viaje con mamá, y no volverían hasta el lunes. Y Sejun, que siempre tenía algo que hacer, me había anunciado que hoy iría a su taller de arte.
—No pienso dejarte sola —dijo Sejun con tono firme desde el marco de la puerta de mi habitación—. Cámbiate y vas conmigo.
Fruncí el ceño y lo miré con incredulidad desde la cama, todavía con la manta sobre mis piernas.
—Sejun, no soy una niña. Son solo un par de horas, no me meteré en problemas.
Mi hermano arqueó una ceja, cruzándose de brazos. Su expresión lo decía todo. Solté un suspiro exasperado y rodé los ojos.
—Bien, no hace falta que digas nada —murmuré, derrotada.
—Te espero abajo, pero apúrate —agregó antes de salir de mi habitación—. No quiero llegar tarde por tu culpa.
Se fue dejándome sola, y me levanté con pesadez. Mi día de descanso había quedado arruinado, junto con mis esperanzas de quedarme en pijama todo el día viendo series de Netflix y comiendo helado. Ahora tendría que pasar el día en el taller de arte de Sejun, rodeada de lienzos y esculturas, con mi hermano vigilándome de cerca.
Abrí mi armario con desgana y escogí un vestido jardinero negro, una camiseta blanca de manga corta y mis zapatillas blancas. Recogí mi cabello en una coleta desordenada, metí algunas cosas en una pequeña mochila, y bajé al salón, donde Sejun ya estaba listo con las llaves del auto en la mano.
—Llegaste a tiempo —comentó, como si realmente estuviera midiendo mi puntualidad—. Vamos.
Sin más preámbulos, salimos de casa y subimos al auto. El viaje fue mayormente en silencio. Apoyé mi cabeza contra la ventana, observando el paisaje que pasaba rápidamente mientras mis pensamientos divagaban. ¿Por qué Sejun era tan protector conmigo? Entendía que era el mayor, pero a veces sentía que me veía como una niña indefensa.
Cuando llegamos al taller, Sejun salió del auto sin esperarme. Lo seguí de cerca, mirando a mi alrededor. El edificio estaba lleno de piezas artísticas que no había visto antes, y en el ambiente se respiraba esa sensación de creatividad y caos controlado. Me distraje por un momento observando una escultura a medio hacer, pero Sejun me sacó de mis pensamientos.
—No te quedes atrás —me advirtió con una ligera sonrisa en su voz.
Me apresuré para alcanzarlo y finalmente entramos a una sala donde había otros estudiantes trabajando en sus propias creaciones. Algunos estaban pintando, otros esculpiendo. Todo parecía tan artístico y fuera de mi zona de confort.
—Es tu hermana, ¿verdad? —preguntó un chico con una sonrisa amigable mientras se acercaba.
—Lo es —respondió Sejun sin apartar la vista de su obra—. Ignórala, solo está aquí porque no podía dejarla sola.
—Podías, pero no quisiste —murmuré, lo suficientemente bajo para que solo yo lo escuchara.
—¿Por qué la ignoraría? —preguntó el chico, mostrándose amigable—. Quédate aquí un momento, pequeña, voy a buscar algo.
El chico desapareció por la puerta antes de que pudiera corregirlo por llamarme "pequeña", y me quedé junto a Sejun, observando cómo él y los demás trabajaban con dedicación en sus piezas. Me alejé un poco para observar las esculturas y pinturas en proceso, cuando el chico regresó acompañado por alguien más.
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✦ˑ 𝗣𝗋𝗈𝖿𝖾𝗌𝗈𝗋 𝖽𝖾 𝗆𝗎́𝗌𝗂𝖼𝖺 𝄞⋆| 𝗟𝖾𝖾 𝗛𝖾𝖾𝗌𝖾𝗎𝗇𝗀
Fanfiction➥ En un mundo lleno de ruido y distracciones, a veces nos encontramos con algo que nos cautiva de una manera única y especial. Nuestra protagonista se encuentra inmersa en una vida cotidiana monótona y aburrida, hasta que un día escucha una melodía...