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Viernes, el día tan esperado por todos los estudiantes: la fiesta de bienvenida. Esta se llevaría a cabo a las 9 de la noche, y Soobin me avisó que pasaría a recogerme a las 8:45 p.m.

Durante la semana, cumplí con mi castigo como estaba estipulado, y sorprendentemente, no resultó ser tan desagradable como el primer día. El salón N° 12, uno de los más concurridos y por ende más sucios, se convirtió en una especie de refugio para mí. Mientras limpiaba, me deleitaba con las bellas melodías que Heeseung tocaba en el piano, un alivio inesperado en medio de mi rutina forzada.

Hoy, sin embargo, el ambiente en la escuela era inusualmente relajado. Los profesores se habían reunido para una emergencia, dejándonos con tiempo libre durante gran parte de la jornada. La única excepción fue la profesora de biología, que decidió darnos un extenso trabajo práctico, uno que parecía diseñado para mantenernos ocupados hasta el último minuto.

[...]


Me encontraba tendida en mi cama, mirando al techo sin rumbo fijo. El reloj en la mesa de noche marcaba las 4:30 p.m., demasiado temprano para comenzar a prepararme para la fiesta. Meneaba la cabeza y tarareaba una canción en mi mente. El tiempo parecía arrastrarse cuando me encontraba aburrida.


Decidida a hacer algo productivo, me levanté y me dirigí al cuarto de Ji-hyun, el único de mis hermanos que se encontraba en casa en ese momento.

—Ji-hyun, ¿qué haces? ¿Por qué esa expresión? —pregunté al entrar, viendo cómo se reclinaba sobre el escritorio.

—Se supone que esta novela iba bien. A mi editorial le encantaron los primeros capítulos, pero no puedo pasar del décimo. Mi cabeza no da para más —respondió, dejando caer su cabeza en el escritorio con una mueca de frustración.

Lo observé en silencio. Todos hemos experimentado esa sensación de bloqueo, ese sentimiento de desesperación cuando parece que, por más que lo intentas, no puedes avanzar.

—¿Es otra novela policial? —pregunté, con curiosidad genuina.

—No, esta vez decidí probar con un romance —respondió, su tono algo desalentado.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —dije, intentando sacar algo positivo de la conversación—. ¿Alguna vez te has enamorado?

Su expresión reflejó sorpresa y confusión. —No, nunca.

—¿Y tienes expectativas sobre el amor? —continué, intrigada por su perspectiva.

Ji-hyun apoyó su mentón sobre una mano y se quedó en silencio, pensando. Tras unos momentos, asintió con la cabeza, mostrando cierta convicción.

—Puedes usar eso como inspiración para tu novela. También podrías hablar con otras personas para obtener diversas perspectivas y enriquecer tus ideas. Además, estudiar un poco sobre psicología humana podría ayudarte a desarrollar mejor a tus personajes. Entender cómo piensan las personas puede ser clave para crear historias más auténticas. Y buscar más información sobre un tema que desconoces también es bueno. ¿Qué opinas?

Ji-hyun me miró con los ojos entrecerrados, una mezcla de sorpresa y reflexión en su rostro. —Realmente estoy reconsiderando si la escritora eres tú o yo —dijo con una risa suave—. Muchas gracias, Hye.

Sonrió dulcemente, mostrando su gratitud. —Está bien, no es nada. Nos vemos más tarde —dije, despidiéndome mientras salía de su cuarto.

Mientras me dirigía hacia las escaleras, un presentimiento me hizo detenerme. Algo estaba en el fondo de mi mente, pero no lograba identificarlo.

✦ˑ 𝗣𝗋𝗈𝖿𝖾𝗌𝗈𝗋 𝖽𝖾 𝗆𝗎́𝗌𝗂𝖼𝖺  𝄞⋆| 𝗟𝖾𝖾 𝗛𝖾𝖾𝗌𝖾𝗎𝗇𝗀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora