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Cerró el libro. Había terminado de leer, estudiaba desde hace más de una hora y a penas terminó. No estaba seguro si volvería a repasarlo, quería prepararse bien para su examen. Por ejemplo; el examen que venía después de otoño, el de inicio del año y el de música. Sábado y domingo era para repasar, investigar los temas que no entendía y hacer su rutina diaria. Lunes a miércoles practicar su vocal, tocar el piano y entré otros instrumentos que tocaba, clases de baile, instituto y estudiar. Jueves y viernes lo más fáciles su horario de clases normales.

Ser un alumno estrella y famoso no es fácil. Escucha siempre a sus espaldas críticas que no toma importancia, pero aborrece que sean así. Ir por su almorzó era pasar primero que todos y escuchaba quejas, horribles quejas a los que esperaban en la fila y tardaban mil años y él solo podía agachar la cabeza. Su lugar era la biblioteca, lejos de las demás mesas y con el silencio endulzado. Se acostumbro a miradas ecuánime y palabras desalentadoras.

Habló tanto con su padre quién es el director del instituto. Una y mil veces que dejará de darle un lugar solo para él, exclusivo. Quería ser igual como un estudiante decidido y hábil. Aún con las miles de quejas de él, unas que cuantas peleas y discusiones que no llegaron a nada simplemente se quedó con un desolado mar de molestia a un tema sin salida.

Solo le falta un año por terminar y ir por su pasión que a logrado durante dos años y medio. Para nada fue fácil el lugar que el día de hoy lo conoce. Junto a sus dos mejores amigos que igualmente siente la presión y el estrés entre todo con su agenda llena, los eventos creados y a poco van dejando el estudió tratándose así mismo lograr llevar las tareas. Esa es la misma razón de que nadie los ve en el mismo lugar que visitan. Si un día estuvieron en el campus, no vuelven al mismo lugar. Así era las cosas.

Jungwon con telas en espaldas y las teclas en sus dedos doliente por todo lo que pasa y siempre pasó, estaba vacío. Golpeó el piano exacerbado y tiró las hojas con la melodía que tocaba.

—No puedo, profesor Yang.

JeongIn ya estaba descorazonado viendo de esa manera a su alumno.

—Te he repetido varias veces que no me digas profesor, soy tu hermano, dime como tal —sugirió subiendo los pequeños escalones y llegar a lado de un Yang entristecido.

—Estamos en el instituto, eres mi profesor y en casa mi hermano —educadamente dijo quejándose.

—Bien, no vamos a discutir por algo así. Simplemente, estamos aquí y tú no quieres tocar la melodía que te di.

Jungwon apretó sus dientes, estaba exhausto. No fueron minutos el cual estuvo tocando sin parar hasta no encontrar un error en una tecla mal pisada. Quería sentir la melodía y el ritmo en su cuerpo para entonar lo que salía de su profundidad entonces cuándo tocó la última tecla elevó la intensidad y se doblegó a la nada, el vacío fue fogoso y frustrante que fue inestable para poderse concentrar del todo bien.

—No puedo —susurro.

—¿Qué?

—No puedo tocar esa maldita melodía ¡no puedo! ¡No siento el ritmo! ¡No puedo! —alzó la voz desesperado. Se estanco.

—Confío en ti que podrás encontrar la melodía dentro de ti, puedes hacerlo —JeongIn le hablaba tranquilamente y racional, sin necesidad de regañarlo por algo que todos hemos pasado tal vez un artista se estanco con la letra de una música que le faltaba nada por componerla y duró años en crearlo. Esta situación es diferente, tenía menos de un mes para tener todo listo y Jungwon estaba el doble cargado de deberes—. Respira. Se terminó la clase, puedes regresar en una semana.

Jungwon quien tenías su cabeza caída pegada el frío madero del piano, la levantó mortificado.

—¿Una semana? —Farfulló.

—Sí, tendrás que buscar una fuente de inspiración y avivarte con ella. Lo lograrás en menos de una semana, dejá los estudios en un lado un día y invita a tus amigos, velos, hablá con ellos, eres jóven hermanito y con tanta presión no vives como debes. Conoce a alguien, interesate en ella, convive con ella, haz lo que deseas. Conócete a ti. Date un tiempo a solas, nada bajo a una alberca o mirada la luna. Confío en ti, hermanito—. JeongIn acaricio sus hebras arrollandolo— ¿ya mucho mejor? Esa es tu tarea.

Jungwon asintió recogiendo sus cosas para salir del salón. Al caminar por los pasillo, lo pensó mejor, no sabía de dónde empezar. Estaba en blanco, como si fuera él un lápiz que se tenía que escribir solo.

Salió al campus buscando un pequeño espacio donde podía relajarse y pensar bien. Se sentó en una mesa cerca de un señor que vendía aguas entre dulces y entré otras cosas. Saco su libreta y pluma, al igual que el canto amaba el dibujo. Su artista preferido era Wang Hyunjin. El esposo de su hermano mayor. Él empezó de algo simple a algo mayor y se animó a entrar a prodigiosos lugares donde evalúa el retozar de una persona al entra de su inspiración al dibujo y las palabras atrás de ellas. Por una de esas, Hyunjin fue el mejor.

Se quedó con el plumón entré sus delicados dedos y no trazó ninguna línea en la hoja. La motivación que retumbaba en su pecho quedó en el aire y levanto su mirada en la multitud de estudiantes todos convivían, a su costado una linda pareja... Otros sonriendo, divirtiéndose como un adolescente normal. ¿Él? Sentado con una amargura en su boca y  sentía esas ansias de llorar.

—¿Won? —Una dulce voz lo sobresaltó limpiandose el rostro y sonreír.

—¿Jay? —Dijo sorprendiendose.

—Eh... Yo vine a buscar a Heeseung, me mandó mensaje que por aquí estaba eh... No pienses que te seguí o algo así. No soy un-

—Está bien —interrumpió bruscamente.

—Oh —Jay apesadumbrado mordió sus labios—. No te ves bien.

Jungwon rodó sus ojos y sonreír falsamente.

—¿Te importa? —refunfuñó.

—Claro, a mi me importa —Jay se sentó a su costado. El vio como Jungwon movía sus manos ansiosamente, su mirada desesperada y sus labios crispados. Estaba a la defensiva, lo comprendía—. No tienes que sentirte juzgado. Todos tenés días malos y a veces preferimos no molestar a nadie. Yo te escucharé.

Algo en el estómago de Jungwon se removió asquerosamente. Así podría describirlo, tenía ganas de vomitar o es algo que normalmente tiene alguien que comió algo malo, pero no era eso. Era diferente.

Algo desconocido para él.

Jay es un buen chico, notó como respeto su distancia personal en como le hablo para que no pensará algo malo de él y en como su voz le hablo. Dulcemente encantador. Jungwon mandó todo a sus espaldas y se acercó a Jay de golpe para solo abrazarlo.

Necesitaba sentir su aroma o simplemente sentir que era tener a alguien enrollado entre sus brazos. Su corazón latía tanto que ambos hicieron juntos una melodía perfecta.

"Estoy contento, de tenerte cerca
Muy cerca de mí"

"Estoy contento, de tenerte cercaMuy cerca de mí"

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𝒔𝒐𝒍𝒐  𝒖𝒏  𝒓𝒂𝒕𝒊𝒕𝒐 🌧️ 𝒋𝒂𝒚𝒘𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora