𝐀𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 [𝚅𝚜𝚘𝚘]

VII

— Señor Kim, puede besar a su esposa — él no lo pensó más y muy feliz levantó el velo de la mujer que había elegido para toda su vida.

Jisoo

Esta mostraba una cálida sonrisa que hizo que él la mirara con tanto amor posible, cuando estuvo a punto de inclinarse a besarla, los murmullos de los presentes en dicha iglesia lo hizo detenerse y mirar en la dirección de donde provenían, quedó estático cuando vió a Tzuyu vestida de blanco, pero llena de sangre mientras sonreía y a la vez sollozaba.

— ¿Taehyung? Amor llegue muy tarde a nuestra boda — habló la que fue su exnovia e hizo que ambos esposos se estremecieran.

— Tzuyu? ¿Tú qué haces aquí?

De pronto el ambiente cambió a uno totalmente desgarrador, porque Tzuyu empezó a reírse de una manera macabra mientras miraba con odio a Jisoo.

— ¡Nunca pensé que te casarías con la mujer que me asesinó! — gritó mientras sonreía de manera irónica — Confié en ti.

— No, Tzuyu eso no es así — trató de defenderse.

— ¡Debiste asesinarla, debiste cobrar mi muerte, no enamorarte de ella! — seguía gritando la chica esta vez siendo tomada de los brazos por los guardias de seguridad que la sacaron del lugar — ¡Ella me mató! — fue lo último que dijo, pero que causó efecto en los presentes pues estos empezaron a gritarle a Jisoo quien se encontraba aturdida.

— ¡Asesina, eres una asesina! — gritaban, Taehyung salió del trance de ver a su exnovia y miró en dirección a su esposa quien se encontraba negando a todas las acusaciones que le gritaban, intento correr a abrazarla, pero se detuvo cuando vió la imagen de Jisoo desaparecer y solo escuchó un leve susurro.

— ¡Perdón! Te juro que yo no soy culpable

De pronto una campanada empezó a sonar en la iglesia y la gente salía despavorida ¿Qué estaba sucediendo?

El sonido ensordecedor cada vez se fue haciendo presente hasta hacerse más audible y lograr levantarlo de aquella pesadilla.

Taehyung no entendía el porqué de ese sueño, talvez era porque se había mentalizado todo este tiempo en vengar la muerte de su novia que ahora parecía más una obligación o talvez su sentido de justicia le decía que no debía detenerse y seguir buscando pruebas.