[Capítulo 1]

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-¿Me dirás de una vez la estúpida información ya?

Preguntó el chico mientras se inclinaba a mí.

-Vamos, nunca en mi vida he golpeado a una chica, y no quisiera hacerlo, así que no tienes otra opción.

Tenía ganas de golpearlo hasta que mis nudillos no pudieran más, avalanzarme sobre el y golpearlo hasta no más poder, pero me era imposible, estaba sentada en una silla con una soga en mis piernas, haciendo presión, no podía moverme, otra soga sobre mis muñecas, atadas detrás de mi espalda. Y una en mi cintura, solo para confirmar que no pudiera escapar.

Su vista se dirigió por un segundo a mis piernas, tenía la falda levantada, hasta los muslos, llevaba mi uniforme laboral, lo mismo de siempre. Una falda que llegaba hasta arriba de mis rodillas, camisa blanca, un saco negro, y zapatillas de punta completamente negras.

Tal vez se pregunten cómo estoy aquí.

Yo misma me lo preguntaba hace varios minutos, había despertado sola en esta suite, antes, estaba en mi propio departamento, descansando de lo más normal, cuando el ruido de mi puerta siendo abierta llego hasta mis oídos, me encontraba viendo tv en casa desde el sillón, en ese momento podría haber pensado, "Oh, tal vez es mí amiga" "ya llego la pizza" "sólo es el gato" pero, no tenía nada que ver, más cuando vives sóla y sin mascotas.

Hasta ahora, recordaba haber sido tomada bruscamente por detrás, inhalado una sustancia que conocía perfectamente, y segundos después desmayar y despertar aquí. Raro para otros, completamente normal para mí, cosas que implicaba mi trabajo.

-¿Vas a hablar? Al menos di algo...Dios, si que eres difícil. Vamos, no te cuesta nada abrir esa linda boquita.

No dije nada, segundos de un incómodo silencio gobernó por toda la suite, el chico se paseaba de lado a lado por toda la habitación, se detuvo en una pequeña mesa, dónde yacía una botella de Whisky. Tomo un pequeño vaso, se sirvió, y continúo caminando, esta vez en dirección hacia mí.

-Oye, en serio, no quiero golpear ese lindo rostro que tienes. Vamos, solo, dime.

Inclinó su cabeza hacia atrás, bebió todo el liquído, volvió a su posición normal, su manzana de adán se movió al pasar el liquido sobre su garganta, lo había bebido con tanta nornalidad y tranquilidad, como si estuviese acostumbrado.

-Bien, no me dejas otra opción.

Volvió a acercarse a la pequeña mesa, su mano se dirigió a un gabinete cerca de esta, sacó un maletín, con las letras "THV" en el centro de este, estaban en color dorado, abrió el maletín, y sacó unos guantes, se los colocó, y sacó una pistola.

-Aún tienes tiempo.

Seguí sin decir nada, se recargo en el mueble, espero un par de segundos, y después se dirigió de nuevo hacia mí.

-Bueno, si no dirás nada, tendré que sacarte la información.

-Inténtalo.

-Linda voz, lástima que nadie volverá a escucharla.

Recargo la pistola, se acercó a mí, la posicionó en mi frente y volvió a hablar;

-Última oportunidad.

...

-Supongo, que hasta aquí llegaste.

-¿Sabes?

-Dime.

Reí sarcásticamente-Eres tan estúpido, qué ni siquiera sabes atar una maldita cuerda.

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