[Capítulo 3]

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—Ese día, me ofreció el empleo, acepte, ayude a mi familia, y salí de corea, de mi casa...El Sr. Robert me trajo aquí, New York, y aquí sigo, haciendo mi trabajo, y ayudando a mis padres.—dijo mientras daba el ultimo trago a su cerveza.

—Vaya, sí que debió ser difícil para ti.

—Lo fue.—bajo la vista.

—Lo siento.

—No hay nada que debas lamentar.

Nos quedamos en silencio varios segundos, el barman seguía atendiendo a personas, las mesas se iban ocupando cada vez más, era un tanto peligroso estar en lugares con demasiadas personas, Yoongi se levantó, dejó un billete en la mesa, tomo su teléfono de la barra y caminó hacia la salida.

—Nos vemos este fin de semana.

Sin más que decir salió del bar.

El día paso en un abrir y cerrar de ojos, al salir del bar había ido por el nuevo equipo que llevaría este fin de semana.

Abrí el maletín, saque el arma y coloqué el silenciador, debía tener todo preparado, mañana sería un día largo, debía ir al centro comercial por algo de ropa, zapatillas, bolsos y accesorios,

Deje el arma de nuevo en el maletín, lo metí debajo de mi cama y salí de mí habitación. El timbre sonó un par de veces, seguido de eso, la puerta siendo abierta y segundos después cerrada retumbó por toda la casa, el tan solo pensar que podría ser ese chico de nuevo me dana escalofríos, rápidamente, volví a mi habitación, tome el arma y baje cuidadosamente.

La puerta de la cocina estaba abierta, alguien había entrado allí, me dirigí ahí  con sumo cuidado, sin hacer algún ruido, me coloqué detrás del umbral de la puerta y espere el momento perfecto, el ruido de una envoltura comenzó a sonar, me di la vuelta, entré y camine hacia la persona, estaba de espaldas, no podía ver su rostro, con el arma, le di un golpe detrás de la cabeza.

—¡Ah!, ¡¿que rayos?!

—¿Jimin? ¡¿Qué carajos te pasa?!

—¿Qué carajos te pasa a ti? ¿Por qué rayos me golpeas?—subió su mano a su cabeza.

—Por que me diste un maldito susto, idiota.—deje el arma en la mesa.

—¿Por qué habría de asustarte?

—Solo, te confundí con ese chico.

—¿Quién?

—Él que te pedí que investigarás.

—Oh, él. Estuve buscándolo, pero no encontré rastro de él. Al parecer, trataste con alguien experto.

—¿Ni un solo rastro?—me senté en el taburete de la cocina.

—Ni uno solo. Busque su rostro en el computador, y tampoco.

—Dios. Debe haber algo.—coloqué mis manos en mi sienes, dando leves masajes.— ¿Crees que vuelva?

—Lo dudo, pero si busca esa supuesta información que tu "tienes", lo más probable es que sí.

—Rayos.—agache la cabeza.

—Tranquila.—poso su mano en mi hombro—Yo puedo quedarme aquí si quieres, no tengo problema en hacerlo.

—Gracias Jimin, pero no quisiera ponerte en peligro, lo mejor será que este sola.

—¿Estás segura? No suena bien que estes sola. Puedes decirle al señor Robert que te preste a alguien de la empresa, ya sabes, para ayudarte.

—No creo que lo haga, le dije que él me había atacado, y solo se puso histérico, comenzó a decir que él había regresado y a gritar cosas como "el estúpido caballero", y a insultarlo.

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