~Capítulo IX: El entrenamiento II.

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Nuevo fructífero día de combate, porque sí, hoy es martes y toca entrenamiento de altura para mis queridas guardianas.

Ayer después que seleccioné los libros volvimos a Palacio por la tarde noche, Mharlon tuvo que ser cauteloso para ingresar a su habitación y no llamar la atención por el estado de su rostro.

Hoy decidió acompañarme al entrenamiento para no cruzarse con la Reina, seguido de ello lo acompañaría a la Alfelia.

Me levanto de mi cama y tomo una ducha rápida, en un par de minutos ya estoy lista. Luego solicito el desayuno a mi habitación.

Nos encontramos en la sala de entrenamiento esperando que lleguen las demás. Mharlon tiene una inmensa cara de sueño, que ganas de vivir sinceramente.

En eso llega Fairuz en su pegaso azul marino, de cabello blanco llamado Tormenta. Nos saluda y se acerca a nosotros, al estar cerca se queda extrañada al ver la cara de mi hermano.

-Y a ti ¿que te pasó? -preguntó Fairuz perpleja.

-Una breve discusión -respondió mi hermano.

-Vaya que fué breve... ¿quien fué el idiota?, no me vendría mal darle una paliza a alguien en estos momentos -resaltó Fairuz.

-Prima no te preocupes, Hazel se está haciendo cargo del asunto.

-Ah ¿sí?, bueno mi prima querida si necesitas ayuda con el dichoso asunto una llamada bastará -mencionó guiñándome un ojo.

-Por favor tampoco lo vayan a matar -comentó Mharlon.

-¿Quien dijo que lo íbamos a matar? -cuestionó Fairuz casi ofendida.- En dado caso sería una pequeña paliza sin diálogo.

-Algo muy rápido -exclamé.

Mharlon suspira y pone los ojos en blanco.

-¡Hola chicos! -exclamó Sarah eufóricamente viniendo hacia nosotros.- Buenos días, ¿cómo est...?. No termina la frase cuando ve a mi hermano.

-Oh, ¿que te pasó Mharlon? -consultó Sarah sutilmente.

-Lo golpearon -contesté por él.

-No no... me golpearon... sólo fué un pequeño malentendido -aclaró.

-Vaya, te debe dolor mucho -expresó Sarah con compasión.

-Más le dolerá a quién lo hizo -aseguró Fairuz.

-La violencia es un método salvaje para arreglar las cosas -murmuró Sarah.

-¿Crees que con un armónico diálogo y un par de bocadillos pondrás en su lugar a ese ser? -cuestionó Fairuz.- Si aplicáramos esa estrategia en una batalla contra Las Luvins definitivamente ya estaríamos muertas.

-Bueno... am... en ese caso es diferente -pensó Sarah encogiéndose de hombros.

-Sarah, a veces los seres no aprenden por las buenas lastimosamente -mencioné.

-Es una dura realidad -afirmó.

-Bueno Sarah, ¿quieres unirte a nuestro equipo de puñetazos celestiales? -sugirió Fairuz divertida.

-Equipo... ¿de que? -preguntó Sarah confusa.

-¡Olvídalo!, a veces mi prima tiene sugerencias un poco locas -intervinió Mharlon.

-Créeme que de las ideas locas en éstos momentos no soy yo -garantizó Fairuz mirando directamente su apósito. Mharlon entendió a la perfección.

-Bueno, ¿ya no es hora de que ustedes entrenen no? -mencionó el príncipe.

Corazón de glaciar; un simple mortal también puede llevarte a la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora