(Yeray)
Me había tomado bastante procesar todo lo ocurrido ayer, y aún más decidir qué haría a partir de ahora. Las dudas me habían abrumado hasta el punto de enloquecerme, y cuando llame a Santiago para pedirle ayuda él me mandó a buzón y me envió un mensaje diciendo que no podía hablar por hoy. Al parecer estaba con el chico pelimorado (al que llamo Eduardo), y estaba intentado ayudarlo. Finalmente aclarando que me lo explicaría mañana.
Entonces no me quedo más que intentar resolver mis dudas solo. Cosa que me tomo hasta después de las tres de la madrugada.
Estaba completamente dispuesto a ayudar a Carlos, pero primero quería que él aceptara ser ayudado, por lo que tenía que hablarlo con él en persona. Eso ya sería al final de las clases.
Por ahora lo que intentaba hacer era mantenerme despierto, pues dormir por tres horas y media no era algo que hiciera todos los días, y la falta de sueño me estaba afectando. Santiago aún no había llegado y me parecía muy extraño, pero no más que el hecho de que no fuese por mí a mi casa. Pero ya le preguntaría a que se debía todo ello... aunque algo me decía que tenía que ver con Eduardo.
- Te ves decaído chico -la voz de Marcos me asusto, despertándome casi por completo y logrando que mi atención se enfocase completamente en él y su acompañante.
- No es algo de lo que deban preocuparse -bostece y volví a concentrar mi vista en la nada, esperando que me dijesen lo que hacían aquí o a que se fueran.
- Pues lo hacemos
- Habla por ti
- ¡Diego! Sé más respetuoso
- Si van a discutir sus problemas personales hacerlo lejos de mi persona, por favor -escondí mi cabeza entre mis brazos y espere que no me molestaran más. Pero lamentablemente no fue así.
- Escucha Yeray, estamos aquí porque queremos saber que sucedió ayer en el hospital -al escuchar esas palabras de Marcos mi cuerpo se tensó y supe que algo malo se aproximaba.
- No ha pasado nada -susurre temeroso.
No quería que ellos se enteraran de lo que había pasado ayer. No quería que supieran que Carlos no hacía más que empeorar. Tampoco que supieran que probablemente yo no ayudaba en nada. Mucho menos que solo tenía una semana para que mejorara un poco de lo que no ha mejorado en más de seis tres meses. Simplemente no quería destrozar las esperanzas de estos dos chicos porque su amigo se recuperase. Pero tampoco quería ser un hipócrita.
- No nos dejaron ver a Carlos, y cuando preguntamos por ti dijeron que estaba con el director del hospital hablando de la seguridad y estabilidad de tu paciente. El único paciente que tienes es Carlos. Solo queremos saber que ha pasado con él para que no nos dejaran verlo, y tuvieses que hablar de su "estabilidad".
Sus palabras me recordaron cada detalle de la conversación que tuve con mi padre...
«- Entiéndelo Yeray; él no está bien y nosotros no podemos ayudarlo, menos aun cuando nadie quiere acercarse a él en ese estado.»
No sé si fue la tristeza que contenía la voz de Marcos, o simplemente el hecho de que quería a alguien que me escuchara y me ayudara a decidir por donde tenía que empezar todo este camino que no se veía nada fácil, pero algo me hizo soltar todo lo que tenía guardado.
- Él no está bien, lo saben... pero... ¿sabían algo sobre sus... ataques de cada día? ¿A las...?
- 9:32 de la mañana -el que Marcos cortara mis palabas me confirmo que ellos sabían algo al respecto, quizás más de lo que yo conocía, y eso fue lo que me permitió continuar.