Capítulo 12

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(Carlos)

- ¿Cuál es tu palabra preferida? -su pregúntame pareció extraña, ¿él para qué quería saber eso?

- ¿Por qué? -si bien había aceptado su ayuda, no veía como esa clase de preguntas podrían ayudar en algo.

- Las personas son distintas en cuanto a su personalidad, las cosas que les gustan y las que no. Cuando sabes cómo ver más allá, puedes deducir mucho por una simple palabra. Necesito que respondas para conocerte mejor, saber algunas cosas sobre tu comportamiento y el cómo eres.

- Soy bastante normal, y lo sería por completo de no ser porque estoy dentro de este hospital -suspire y mire una de las paredes blancas. No tenía nada que le pudiese ayudar.

- No confío en el auto-concepto de las personas. Hay veces que se consideran tranquilos y pueden alterarse con facilidad, o piensan que son agradables y a la mayoría pueden ser irritantes -sentí su mirada sobre mí, de una manera que pensé que realmente podía ver dentro de mi mente- tu puedes considerarte normal, pero por lo que hasta ahora me has dicho, quizás debas pensar en el cómo te ves y el cómo eres más a menudo.

Sus palabras sonaban tranquilas. No me insistía nada. No me exigía nada. Simplemente me pedía algo. Le mire, y estaba sonriendo. No mucho, no poco. Simplemente era una sonrisa tranquila y natural, como las que pones inconscientemente cuando estás feliz.

- Eterno -susurre y el me miro confundido- esa es mi palabra favorita. Al menos de las que recuerdo -sonreí de lado y en sus ojos apareció un brillo.

- Bien. Ahora, ¿cuál es la que más te desagrada? -y ahí no fue difícil la respuesta.

- Mentiras.

Ellos entraron por la puerta y me hablaron, pero no les lograba escuchar. Querían llevarme a algún lado, eso lo entendí. Sonreían, pero no eran felices. Como todos allá afuera.

- Iremos a ver a Alejandro -y esas fueron las palabras que me hicieron escucharlos. Me levantaron del suelo y me ayudaron a caminar.

Era verdad, me llevarían con él. Dejarían de decirme que nunca lo volvería a ver. Dejarían que estuviera a su lado, por siempre.

Ellos me guiaban, por ello no me altere cuando pidieron un taxi. No escuche la dirección que le indicaron al conductor, estaba intentando convencerme de que no era ningún sueño. Era real.

Salimos y no me permitieron ver alrededor. Cubrieron mis ojos con sus manos y volvieron a guiarme. El lugar se sentía frio, solo, olvidado. ¿Cómo? Ale nunca hubiese permitido que esos sentimientos fuesen los que llegaran a una persona cuando estaba cerca. Él era cálido, gracioso y solidario.

Nos detuvimos. Les escuchaba susurrar nerviosos y como se debatían si dejarme ver o no. Al final yo no podía moverme de forma rápida, estaba cansado, débil. Lo cual era raro, ya que no había salido de mi habitación. No pude quitar sus manos.

Me pidieron que no me alterara. Juraron que no era broma y que debía aceptar lo que viera. No entendí porque decían eso, comenzaron a asustarme.

Quitaron sus manos, y estaba frente a una tumba.

Ahí estaba el nombre de él. En aquella piedra gris que no parecía real. "Recuerdo de su madre y amigos", solo tenía eso.

No hice nada. No me moví, no hablé. En el fondo pensaba como no respirar. ¿Qué clase de juego era este? ¿Quiénes eran ellos para mentirme? ¿No decían ser mis amigos?

- ¿Carlos? -no supe como ambos habían llegado a mi lado. Solo estaban ahí, intentando saber que haría o que diría. Pero eso no lo sabía ni yo mismo.

Los mire de reojo a ambos. Diego no tenía ninguna expresión en su rostro. Marcos lloraba en silencio, pero poco. Vi como una gota caía al piso, y no estaba lloviendo. Comenzaron a caer una tras otra, y fue entonces que note que yo también lloraba. Mucho, a decir verdad.

Era su nombre. Era él. Pero... no podía.

Él no me dejaría, él estaba conmigo. Él volvería. Ellos me mentían. No sabían cuánto daño hacían las mentiras. Pero yo sí.

Por las mentiras no pude estar con Ale el tiempo suficiente, ni de la forma correcta. Por las mentiras él se fue. Por las mentiras ambos sufrimos. Todo por mentir. Y ahora, por culpa de más mentiras, ellos dos ya no eran mis amigos.

Di la vuelta y comencé a caminar, ellos me siguieron. ¿Por qué? Pensé que saliendo de aquel lugar se irían, pero no. Me llevaron a casa, querían entrar conmigo. No los deje.

- Lárguense.

- Somos tus amigos Carlos. Te poyaremos -Diego casi no hablaba, y el que lo hiciera me sorprendió. Él no era de mostrar sentimientos. Solo Marcos.

- Ustedes no son mis amigos. Los amigos no mienten -y cerré la puerta en su cara. No tocaron, no insistieron. Solo escuche los pasos alejándose.

Quizás estuve mal. No sé. Pero vinieron al día siguiente, mi madre me lo dijo. Le pedí que no entraran y que se fueran de la casa.

Dijo que regresaron al día siguiente, y le pedí lo mismo. No sé cuántas veces se repitieron aquellas visitas. Intentaron hablar, ella también. Pero no la escuche. Ni a ella, ni a ellos.

¿Para qué? Si solo iban a mentir.

Las mentiras pueden darte una gran felicidad, pero esa es tan débil como un cristal y tan hiriente como los pedazos que quedan de él después de romperse.

Escuche un chasquido. Mire a Yeray y él tenía un semblante preocupado.

- Estas llorando -dijo. Me extendió un poco de papel y lo tome, pero él no aparto su mirada en ningún momento.

Cuando termine de quitar las lágrimas hable.

- Son solo recuerdos -el silencio de la habitación permitió que me escuchara. Sé que no me creyó, pero tampoco pregunto nada.

- Bien -soltó un leve suspiro y se permitió continuar- ¿podemos continuar con las preguntas?

Asentí y él sonrió un poco, pero fue más parecido a una mueca. Ya no tenía aquel brillo en sus ojos.

- ¿Qué lugar no te gusta?

- ¿Lugar? -no estaba seguro de a qué se refería con ello.

- Parques, oficinas, escuelas, esa clase de lugares -volvió a intentar sonreír. Volvió a fallar.

- Hospitales.

- ¿Por qué estás en uno?

- No.

- ¿Entonces por qué?

- Fue donde lo vi la última vez -"y duele recordarlo. Ahí lo vi sufrir, y fue donde lo vi partir. Pero puedo estar en uno, porque es donde él fue feliz algunos momentos, así que quizás no tengan tanto de malo. Pero... es especialmente porque me recuerdan que falta mucho para verlo, así como el que todos dicen que no lo volveré a ver. Duele que crean que me ha dejado, y más porque yo también comienzo a pensarlo", pensé.

Pero claro que él no podía escuchar todo aquello.

***

Sé que no es muy largo, y que no hay mucho que contar, pero es importante que noten como avanza Carlos cuando decide ayudar a Yeray. Ahora si hay avances, pues él así lo quiere.

Aclaro que el realmente no es alguien inestable, solo suele alterarse mucho cuando hablan de Ale, pues aún le duele. De ahí sus ataques, sus recuerdos y todo.

Espero les haya gustado. Actualizare tan pronto como pueda, no se preocupen ^^

Les aprecia:

-SS

Mátame |Miénteme 2| [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora