(Carlos)
Las personas suelen venir y suponer lo que somos, imaginándonos de la peor o la mejor manera. Pero cuando nos conocen, son muy pocos los que se quedan o no nos dejan tirados. Alejandro fue de esas pocas personas. No sé a ciencia cierta que pensó de mi cuando me conoció, que lo llevo a pedirme aquella extraña propuesta, pero él no se fue cuando supo quién era. Él se quería quedar, él entendía que yo no era quien imagino, y aun así, estaba feliz cuando estaba conmigo.
Pero hay otras personas que llegan a conocerte, y solo buscan abrir aún más las viejas heridas. En esa clase de personas se había convertido Yeray. A veces las personas con las mejores intenciones son las que más te lastiman.
Te lastime sin querer, por quererte.
Nunca había tenido que usar esa frase, ni siquiera pensarla... pero fue lo que sucedió con Ale, ambos nos lastimamos. Pero Yeray...
Él solo fue otro recordatorio de quien es realmente con quien debo estar.
No puedes estar con una persona a la que no quieres, y menos aun cuando hay alguien a quien amas. Simplemente ya no quiero mentirme a mí mismo, suponiendo que Ale vendrá algún día.
Él ya no volverá conmigo, pero yo sí puedo ir con él.
* * *
La puerta se abrió de forma cautelosa. No me moví, sabía perfectamente quien era. Las personas del hospital suelen oler un poco a limpiador, y a veces a desesperación por encontrar un empleo mejor. El aroma de Yeray nunca fue así.
-Hola Carlos -dijo, pero no respondí. No quería ni mirarlo.
Pero el siguió hablando.
-Me comentaron que has progresado, ¿piensas que sea cierto?
El demostraba la realidad; las personas suelen querer actuar de otra manera, como si nada hubiese pasado en el momento que todo está mal. Buscamos evitar tocar la herida, pero si no la tratamos, es peor.
-Si yo he venido, no creo que debas ignorarme.
Ahora era un logro venir a ver mi cara. ¿Yo tuve la culpa? La única culpa que puede cargar conmigo, es la de no haber valorado a Ale como se merecía.
-Eres libre de irte, si tanto te molesta estar aquí -después de todo ya era tarde para arreglar cualquier cosa. Si él no lo quería hablar, no lo hablaríamos. Pero entonces, tampoco hablaríamos de nada.
-No me molesta, por algo he venido aquí después de lo de ayer.
-Lo dices como si fuera mi culpa.
-Eso es mentira.
Mentira. ¿Ahora soy yo quien miente? ¿No fue él quien vino, diciendo que quería ayudarme? ¿Quién creo la imagen de una buena persona? ¿Yo fue, entonces, quien enterró aún más la daga en la herida ajena?
-Solo vete. Lo que tenías que hacer aquí ya lo has hecho. Tengo más que claro el que hare de ahora en adelante.
-¿Qué? ¿Y qué es lo que piensas hacer?
-Eso ya no te incumbe.
-¡No puedes hacer eso! ¿Por qué eres así conmigo? ¿Acaso no hice lo suficiente?
Esa era la misma pregunta que yo me realizaba cada día, siempre encontrando la mima respuesta:
No. Nunca fue suficiente. Si lo hubiera sido, ¿crees que estaría muerto?
-A la gente nunca le basta, nunca es suficiente.
-¿Y desde cuándo te volviste como los demás?
-En el momento en que me trataste como a los demás.
Él no respondió, pero mi mente si lo hizo.
Sabes que es mentira. Te volviste como los demás en el momento que no hiciste nada por ayudarlo. Tú lo dejaste ir. ¡Todo fue tu maldita culpa!
-Nunca... nunca te he tratado como a os demás, Carlos -su susurro fue apenas audible. Pero más que uno de disculpa, parecía uno de resignación.
-Vete.
-Carlos... yo...
-¡Largo!
-Escucha, por favor...
-¡Fuera de una maldita vez! -lo mire con ira.
Ya no... no soportaba más mentiras.
Algo en su mirada cambio al conectarse con la mía. Sus ojos, con preocupación y tristeza, pasaron a tener temor. Demasiado temor, como para ver a un ser humano.
Tú no eres humano. Eres un monstruo. Lo mataste, ¡lo mataste! ¿Qué "humano", mata a la persona más maravillosa del mundo?
El desvió la mirada, apretó los puños y salió de forma silenciosa. Tal y como había entrado. Las personas suele irse de esa manera, intentando no causar daño, pero es peor cuando ya no están ahí sin que te des cuenta que se han marchado.
Es como si pudieses ver su forma, su silueta, pero no hay nadie ahí. Es un vacío que solo esa persona puede llenar.
Y Yeray jamás podría llenar el vacío que dejo Ale.
* * *
Quizás es corto, pero así es como son las cosas. Carlos... no sé qué puedo decir de él. Aquí esta como fue la situación, y supongo ya saben que es lo que quiere hacer. Esperemos que no se arrepienta a última hora xD
¡Amo sus comentarios! Amenazas de muerte son bien recibidas xD los deseos a la autora que estén llenos de dolor y sufrimiento, pasen a la tercera ventanilla (?) Okno, me emociono de leer los comentarios de los nuevos lectores, ¡los adoro!
Si quieren una dedicación, solo pídanla :3
Les aprecia:
-SS