Mi celular vibró debajo de mi almohada. Ni siquiera me molesté en mirarlo, sabía que era un mensaje de Eliana, preocupada por mí. Me acosté sobre mi dorso y le di la espalda al sonido cuando este volvió a aparecer.
No quería hablar con nadie.
Me puse la sábana sobre los hombros y cerré los ojos, tal vez si me quedaba dormida podría sacar de mi cabeza la imagen de ayer. De la chica besando a Sebastian como si tuviera algún derecho sobre él.
Después de ver tremenda escena, mi amiga se disculpó abruptamente con la chica, me tomó de los hombros con fuerza para que diera la vuelta y ella y Luca me sacaron de allí tan rápido como pudieron. Me subieron al auto de mi amiga y me llevaron a mi casa sin sacar el tema a colación. Eliana había intentado tener una conversación durante el camino, pero yo estaba luchando contra el llanto y Luca en realidad no entendía muy bien lo que estaba pasando, por lo que el ambiente rápidamente se puso algo incómodo.
—Gracias por traerme —le había dicho a Eliana cuando aparcó enfrente de la portería.
—Cuídate ese tobillo, ¿sí? —me pidió ella, mirándome con preocupación.
Yo sabía que no se refería a eso en realidad, sabía que la mirada triste de mi amiga se debía al hospital, pero le seguí el juego, asintiendo con la cabeza.
—Voy a estar bien —mentí.
—Yo voy a cuidar de ella —le dijo Luca, pasándome un brazo por la espalda, para que me sostuviera de él.
Eliana se despidió con la mano y arrancó a su casa.
Luca y yo subimos por el ascensor en completo silencio. Yo andaba en shock, con el corazón en un puño, sin saber qué hacer a continuación. Al llegar a nuestro piso, abrí la puerta con la mano lívida, casi muerta. ¿Es que acabó todo el camino que había recorrido de la mano de Sebastian? ¿Después de todo mi esfuerzo no había valido nada? Una presión abrumadora surgió en mi pecho. Estaba a punto de llorar.
—Vendré a visitarte mañana —me dijo Luca, antes de que yo entrara a mi apartamento—, cuando acabe mis clases pasaré a verte, ¿quieres que te traiga algo de comer? —me preguntó. Parecía algo preocupado, pero no lograba adivinar si era por el tobillo o porque yo me encontraba sospechosamente silenciosa—. Juntos vamos a cuidar tu tobillo, ya vas a ver que te vas a poner muy bien.
El sonido del timbre me sacó del recuerdo.
No me moví, quería quedarme unos momentos más nadando en mi propia desdicha. Todavía no me sentía lista para socializar.
El timbre volvió a hacerse presente.
—Creo que deberías ir. — la voz tímida de Sebastian apareció a mis espaldas.
Quise girarme y verlo, pero sabía que no podía. El estómago se me revolvía con tan solo escuchar su voz. No sabía si estaba siendo injusta con Sebastian o no, pues él ya había intentado hablar conmigo anoche, pidiéndome que por favor lo escuchara, que él podía explicarme todo. Y ese era el problema. No quería ninguna explicación, no quería sentarme a tener una conversación larga en la que todo iba a solucionarse mágicamente con el poder del amor. Quería vivir mis emociones, sentirlas, permitirme a mí misma estar mal o enojada con él.
No iba a fingir que lo que había visto no me había dolido. No iba a fingir que esto era algo que pudiera resolverse de una sola vez, porque eso sería ignorar mis propios sentimientos para acoplarme a los de Sebastian.
Cuando el timbre sonó de nuevo y sentí cómo el peluche parecía moverse hacia mi dirección, me puse de pie de un salto. A Luca no podía seguirlo ignorando y a Sebastian no le quería hablar, mi única opción era salir de la cama y enfrentar la vida. Escuché cómo Sebastian soltaba un pequeño suspiro de derrota al no poder alcanzarme. Me encogí de hombros mentalmente, sabía que si hablaba con él mis sentimientos se iban a hacer cargo de la situación y las cosas podrían simplemente volver a la normalidad. ¿Era lo que quería? Sí, tal vez, pero no en este momento. Este era mí momento. ¿Sonaba egoísta? Podía ser.
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Encántame
Teen FictionLisis ha convertido a Sebastian en un oso de peluche, ahora deberá de encontrar una solución a su problema antes de que sea demasiado tarde y las consecuencias sean irreversibles... Desde que Lisis conoció a Sebastian el semestre pasado en una clase...