Capítulo 15: Familia.

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Llamé a su teléfono pero no contestaba, de hecho era la primera vez que le hablaba por teléfono ¡Qué estúpida! ¿Qué me hacía pensar que me iba a contestar?. Llegamos a casa, bajé rápidamente del auto y corrí a casa de Rosel, entré y afortunadamente no había nadie, subí a su habitación y ahí estaba él, leyendo en su escritorio, me dejé caer exhalando de alivio.

- Linda Abril ¿Qué sucede? Ví que me marcaste, estaba muy sorprendido, es la primera vez que alguien me marca así que no supe cómo respon...

Lo tomé de la mano y lo jalé.

- No hay mucho tiempo para explicarte acompáñame a casa.

- ¿Qué sucede?

Luculia salió de la habitación y en eso, Rosel fijó la vista en la ventana, parecía un gato que estaba a punto de saltar sobre su presa, después fue audible para mí, se oyó que llegaron dos carros, corrí a la ventana más próxima y ví por ella, dos Maserati se estaban estacionando frente a la casa de Rosel, no había duda, eran ellos ¿Quién más sería tan bastardamente millonario como para tener dos Maserati?

- Escucha Rosel, no te quería decir esto pero tu familia va a venir a visitarte, y a menos que conozcas otras personas con dos Maserati creo son ellos los que llegaron

Palideció al instante, igual que Luculia.

- Iris me lo dijo hace rato, por eso te quería llevar a mi casa, aún no es tarde, podemos saltar de mi habitación a la tuya.

- Está muy alto, se van a lastimar, pero pueden esconderse en...

Dijo Luculia pero fue interrumpida por el timbre de la puerta.

"Está el auto de Luculia y Rosel, al parecer sí están en casa"

Dijo una voz detrás de la puerta de entrada.

- E-e-e-e-es-esta-an aquí.

Rosel se veía azúl, se acercó tambaleante hacia la ventana, de uno de los autos salió una mujer asiática, hermosa, de altura promedio, muy muy delgada, de piel pálida, cabello negro corto e increíblemente lacio y negro, peinado como si hubiera ido a una estética, además iba vestida con ropa de alta gama, unos tacones de infarto y una bolsa de diseñador y abundantes joyas que bien podían valer más que la casa de Rosel y mía juntas, su mirada era muy penetrante, pero a pesar de tanta belleza y lujo que se cargaba, sus ojos no despedían ningún brillo, y su rostro denotaba cierta amargura que la hacía verse mayor a pesar de no tener ni una sola arruga.

- Ma-má.

Tartamudeó Rosel, y de sus ojos salió una lágrima, a pesar de que su boca sonreía en sus ojos se notaba un temor tremendo, estaba feliz de verla, eso era seguro, era su madre, pero en sus ojos se veía el miedo que le tenía y los traumas que le provocó, ahora que la observaba con atención era indudable que Rosel era la cara de su madre, misma nariz, misma boca, mismo tipo de cara, excepto por los ojos y los colores, y en la puerta estaba un señor sumamente atractivo, de cabello lacio y negro, vestido de traje, un poco moreno, de cabello y zapatos impecables, con un reloj más caro que ese Maserati, en cuanto lo ví supe que Rosel había heredado los ojos de su padre pues a pesar de que el señor se veía asiático, sus ojos eran grandes y un poco orientales, y a diferencia de la señora, el sujeto se veía amable, pero de ahí en más no se parecía en nada a Rosel.

-Pa-pá.

Tocaron el timbre más insistentemente.

- ¿Qué hacemos?

Pregunté en susurro.

- Tenemos que abrir, ya se dieron cuenta que estamos aquí, si no lo hacemos las consecuencias para Rosel podrían ser peores.

Él es diferente ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora