Capítulo E: Ella es diferente.

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Llegué a la biblioteca pero encontré algo mejor que una buena literatura, Abril estaba caminando algo despistada, cómo si sólo hubiese ido con el fin de pasar el tiempo. Por alguna razón ella me parecía interesante, su olor era tenue pero agradable, al caminar casi no hacía ruido, arrastraba de manera singular el pie derecho, su figura era bonita, no usaba maquillaje y sus facciones eran muy lindas. Por alguna razón no me volteó a ver, más bien ni siquiera me notó. Así estuvo unas cuantas horas hasta que cerraron la biblioteca, Abril salió unos minutos antes que yo, y cuándo iba de camino a casa la ví parada en un semáforo esperando a que cambiara luz a verde, esta cambió y ella continuó caminando, era obvio que iba camino a su casa, pues lo dos estábamos caminando la misma ruta, ella estaba tan perdida en sus pensamientos que a pesar de que voy detrás de ella de camino a casa no se ha percatado de que voy a unos metros de distancia de ella.

La perdí un momento de vista al doblar una esquina, ya era de noche, y alcancé a escuchar un fuerte sonido, al girar la esquina no la ví, se me hizo extraño... ¡El callejón! Fuí a él y podía escuchar un llanto apagado por las mismas manos que osaban atentar contra su vida, la rabia se apoderó de mí, era cómo si la vida me diera la oportunidad de detener a un agresor, tal cómo me hubiera gustado que alguien me haya ayudado, así que dentro de ese trance y habiendo golpeado ya en repetidas ocasiones al idiota que quería abusar de Abril, tomé el arma (con las mangas del suéter para no dejar huellas) que había dejado caer, pero en un momento de lucidez sólo descargué el arma a un costado de él, algo alterado por lo que había hecho lancé el arma a los tejados y tomé a Abril para salir lo más rápido de allí pues el sonido de seguro alertaría a los vecinos.

Trás correr unas cuadras y aturdido por las sirenas y luces de las patrullas que ya habían asistido al suceso volteé a ver a Abril que se veía con clara fatiga, creo que estaba corriendo demasiado rápido para ella, así que me detuve, y me quedé tratando de relajar mis sentidos, pues todo fue muy rápido, de verdad me sentí cómo en una especie de trance, penas estaba captando lo que había hecho ahí.

- Gra-gracias po-por salvarme.

Parecía cómo si fuera a escupir uno de sus pulmones con esas palabras.

Tratando de no reir me limité a asentir.

- Tú casa está al lado de la mía ¿No es así? ¿Quieres que caminemos juntos hacia nuestras casas?

Ahora lo confirmo, no era consciente de que ya estábamos yendo juntos a casa desde que salimos de la escuela, sólo asentí para comenzar a caminar a casa. Por alguna razón ella fijaba de vez en cuándo su mirada en mí, ¿Me abre manchado de algo? Espero que no haya sido de sangre de ese tipo... Nah, si le destrocé la naríz pero no era para tanto.

- Muchas gracias de nuevo, si no me hubieras salvado probablemente estaría muerta.

¡Uff! Qué bueno, tal parece que Abril no ha comprendido que ese sujeto buscaba hacer con ella algo más que simplemente matarla. Pero la situación no me dejaba tranquilo, pues recordaba lo que había vivido en el pasado con Ángel, mi madre e Iris.

Saliendo un poco de mi trance dirigí la mirada hacia Abril, la cuál había disminuido el paso, su cara estaba pálida y había comenzado a llorar un poco, tenía sentido, la adrenalina del momento había desaparecido y ahora llegó a su realidad.

¡Haaaaaaaaa! ¡¿Qué hago?! ¡¿Qué hago?! Le quiero decir alguna palabra de aliento pero las palabras no me salen, abro la boca y hay un nudo en mi garganta, ¡¿Qué hago?! Con mucha impotencia en mí le toqué la cabeza, cómo lo haría mi papá cuándo no encontraba cómo hacer contacto conmigo, limpié sus lagrimas con algo de miedo de no molestar, tontamente dirigí mi mano hacia la luna para que se distrajera un poco y traté de sonreír para que entendiera que lo que quería es que apreciara la luna, que tratara de ver algo bueno dentro de todo lo malo, pero al parecer ella no captaba mis intenciones ¡Haaaaaa que estrés! ¡¿Por qué no puedo ser el chico normal que dice algo bonito, romántico o alentador en momentos cómo este? Dibujé una sonrisa en mi rostro con un dedo y volví a apuntar la luna ¡Haaaaa trágame tierra! ¡¿Qué estoy haciendo?! ¡Parezco un tonto!

Él es diferente ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora