- ¿Y? ¿Qué pasó con la señora Imai ese día?
- Pues ese día después de oír las palabras de sus hijos y de su esposa, el señor Imai se dió cuenta que la persona a la que le había jurado amor eterno en un altar tenía un problema mental, fue valorada psiquiátricamente y después fue acusada de varios delitos, entre ellos maltrato y manipulación de menores para intento de asesinato, ya que el siniestro sucedió apenas unos cuantos días después de que el imputado cumpliera la mayoría de edad.
- Leí al respecto, estuvo en todas las noticias.
Abrí la aletas nasales para oler con más claridad el café y saborearlo antes de tomarlo, y con mucho cuidado para no quemarme la lengua di un sorbo a mi taza, el sabor amargo con su eséncia dulce se combinaba con la leche haciendo que el amargor disminuyera y fuera más tolerable al retrogusto, y lo dulce del azúcar podía saborearlo con especial enfoque en la punta de la lengua.
- Así es, pero en ese tiempo jamás juzgaron a la señora Imai, hubo sobornos de por medio pagados por ella, esta vez no, como ella era la imputada fue imposible.
- Me alegra.
Bajé la taza al plato usando el meñique para no hacer ese chillate e intolerable sonido que hacen las tazas y los platos al chocar.
- Sigue cumpliendo sentencia en prisión, y en cuanto salga irá al psiquiátrico por ser considerada una persona de alto peligro para la sociedad.
- No me sorprende.
- ¿Y? ¿No vas a preguntar por el hijo con tendencias asesinas?
Sonreí.
- ¿Qué pasó con él?
- Fue liberado de todos sus cargos al demostrarse que fue manipulado por su madre cuando aún era menor de edad, la corte le dió una indemnización por ser sentenciado por un jurado corrupto, pidió ser atendido psicológica y psiquiátricamente para poder integrarse a la sociedad, ahora está dado de alta, tiene una esposa, una hija y trabaja en el mismo café donde conoció a la esposa de su hermano.
- Eso puedo verlo Ángel, no necesito preguntarlo.
Ángel estaba frente a mí en la barra tomando café, era su hora de descanso.
- Me sorprende que hayas venido a visitarme Rosel - sonrió - nada me hace más feliz.
- Abril insistió, a-aunque sería una mentira si dijera que no tengo miedo, pero también, una parte de mí, quería verte y superar ese miedo.
- Oye yo, quería disculpa...
- Deja de pedir perdón -lo interrumpí- ya pasaron 5 años desde la última vez que nos vimos, ahora entiendo y soy consciente de que la señora Imai te manipuló por años para que te deshicieras de mí, fuiste condenado por un jurado corrupto, los dos fuimos víctimas de un único culpable: la señora Imai. Ni siquiera me atrevo a decirle mamá ahora.
- Sí, igual yo.
Ambos nos quedamos callados, podía escuchar por todos lados el incesante chirrido que hacen las tazas al pegar con los platos, había olvidado mi tapones para los oídos, si me quedaba un rato más ahí comenzaría a dolerme la cabeza. Ví que Ángel sacó unos audífonos y me los ofreció, me los puse inmediatamente.
- ¿Cómo supiste?
- Abril. Sigue visitando el café de vez en cuando y me habla de ti, ella... En verdad te ama.
Sonreí.
- Lamento no haberte invitado a la boda. Me hubiera gustado que al menos un familiar hubiera ido.
Ángel sonrió sinceramente, lo sabía porque en sus ojos se formaron arrugas, según había leído, esas líneas de expresión se formaban únicamente si se sonreía sinceramente.
- Me hace muy feliz que aún me consideres alguien de tu familia.
- Antes de que la señora Imai te manipulara fuiste bueno conmigo, y sé que en esos cinco años después de la última vez que nos vimos también lo fuiste.
Saqué de mi mochila una caja de zapatos que estaba llena de cartas y la puse sobre la barra.
- Leí todas y cada una de ellas, gracias.
Le sonreí sinceramente, eran cartas llenas de disculpas, palabras de amor, cariño y comprensión. Ángel seguía sonriendo.
- Me alegra que Abril te las haya entregado, y me alegra que te hayas casado con ella.
- Como dije, lamento no haberte invitado a la boda.
- Oye, si no pudiste invitarme a la boda, mínimo déjame ser el padrino de tu futuro hijo.
Le di un sorbo a mi café, la temperatura había disminuido, ahora podía notar las notas dulces más claramente.
- No tengo hijos.
Respondí.
- ¡Oh demonios!, ¡Abril! Tu esposo no entiende de indirectas.
- ¿De qué hablas? Abril no está aquí, está trabajan...
- En realidad, le dije a Luculia que se encargara de él por hoy.
Me dí la vuelta, mi linda Abril estaba detrás de mí, era extraño, ¿Por qué no la había podido oler ni oír cuando llegó? ¡Ah! Ya, me quité los audífonos y el lugar estaba inundado a olor a café, su olor pasaba desapercibido. La atraje hacia a mí y la abracé. Su aroma siempre me relajaba.
- ¿Qué haces aquí?
Pregunté, debería de estar administrando nuestra cadena de restaurantes.
- ¡Ya! ¡Me rindo! Sacaré el café
Dijo Ángel claramente desesperado.
- ¡No lo hagas! Es una sorpresa.
Dijo Abril.
- ¡Abril! Rosel no entiende de indirectas, ¡Mira!
Dijo Ángel y puso en la mesa un latte con un dibujo de una mujer embarazada.
- ¿Por qué tiene un dibujo de una mujer embarazada?
Pregunté.
- ¡¿Lo ves?!
Preguntó Ángel, se veía graciosamente alterado.
- Ya me esperaba esto.
Decía Abril entre risas, y de pronto, por primera vez en mi vida...
Entendí una indirecta
Volteé con Abril, ví su abdomen fijamente, ¿Era posible?
Desde pequeño supe que era diferente a los demás, por esa diferencia creí que nunca iba a poder relacionarme con las personas, que mi familia me quisiera, tener una relación de pareja, y mucho menos hijos, pero hoy, todo eso estaba siendo posible. Se me salió una lágrima.
- Lo entendió, ¡Sí! ¡Lo entendió!
Dijeron Ángel y Abril saltando de alegría, los que estaban en el café voltearon sus ojos hacia nosotros y comenzaron a aplaudir.
- Rosel, aunque creo que ya lo entendiste, te lo diré directamente, vas a ser papá.
Dijo Abril muy emocionada. La abracé y los aplausos se hicieron más fuertes, obviamente comencé a llorar porque todo lo que alguna vez quise se estaba haciendo realidad, todo gracias a una joven que llegó a mi vida en el mes de su nombre, que trajo a mi invierno la primavera, que hizo que mi corazón de hielo se derritiera y floreciera, todo gracias a mi linda Abril.
Fin.
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Él es diferente ®
RomanceÉl no habla. Unos dicen que tiene asperguer, otros dicen que es mudo, otros dicen que es tan inteligente que ni siquiera se molesta en hablar, tiene ambos ojos de diferente color, y un mechón blanco en su cabello dorado, unos dicen que son pupilente...