21: Mate

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—¡Lily!—el grito desesperado de Estella chocó con las paredes de la cripta y tardó unos cuantos segundos en extinguirse.

La habían llevado a un estrecho mausoleo que se erguía noblemente en mitad del oscuro cementerio. Los guardias que habían acudido a la llamada del hombre abatido la habían escoltado hasta allí. Durante todo el trayecto, no pudo dejar de pensar en las últimas palabras que Nathaniel le había dicho antes de traicionarla.

Lo siento, Estella. Eres tú o el futuro de nuestro mundo.

Era imposible. No lo entendía. Su salvador la había entregado al enemigo. Había algo que no encajaba. ¿Por qué la había rescatado del encuentro con Cessa? ¿Por qué le había dado la espalda en aquel preciso momento.

¿Actuaba por su cuenta o formaba todo aquello parte del plan del Consejo? Quería pensar que se trataba de una parte de la estrategia, pero los hechos hablaban por sí mismos. Los magos y brujas se habían arrodillado ante él. Se quedó petrificada al presenciar la escena. 

Hacía frío allí abajo.  No sabía qué iba a ocurrir después, pero por primera vez en mucho tiempo, Estella no sintió miedo. Tenía a su hermana frente a ella y parecía estar sana y salva. Pudo leer el miedo en sus ojos. Intentó disiparlo con la sonrisa más triste que jamás había formado, aunque supiera que era en vano. Su hermana estaba tremendamente asustada. Lo único que quería era sacarla de allí. Lo que le ocurriera a ella era secundario con tal de rescatar Lily.

—¿Estás bien?—vociferó nerviosa—. Lily, dime que estás bien, por favor.

Asintió y su cabello castaño y despeinado cayó sobre su rostro. Notó un ligero temblor en sus labios.

Se moría de ganas de salir corriendo hacia ella. Quería abrazarla, pero el grupo de guardias que la escoltaba le cortaba el paso. No podía moverse y tampoco se atrevió a intentarlo. No quería cometer ningún error y perjudicar a su hermana.

Intentó buscar el rostro de Nathaniel con la esperanza de que se girara, le confesará que todo aquello era parte de la estrategia y que todo iba según lo previsto. Pero, ¿a quién intentaba engañar? Incluso ella misma sabía perfectamente que no iba a ocurrir. La había traicionado.

Una vieja puerta de madera se abrió bruscamente detrás de Lily, revelando una silueta oscura que fue cogiendo forma con cada paso que daba al frente. Todo el mundo de arrodilló a excepción de ellas dos. El corazón de Estella comenzó a botar con fuerza en su pecho.

—Os podéis levantar—ordenó la figura desconocida.

Al escuchar sus palabras, todos obedecieron la orden y se retiraron hacia atrás. La sensación de desnudez asedió a Estella. Ya no había nada entre ella y su hermana, a excepción de aquel extraño hombre cuya apariencia despertaba terror en ella. Parecía que tuviera la palabra muerte tatuada sobre toda su piel.

No supo deducir qué edad tenía. Su mirada reflejaba una vida mucho más larga de la que había tenido en realidad. Su silueta recordaba a la de un esqueleto. Vestía un traje de terciopelo oscuro abierto que revelaba una camisa negra pulcramente abotonada. A pesar de su apariencia pulcra y cuidada, había algo sucio en él.

Alzó el brazo para jugar con su melena y abrió la boca. Miró directamente a Estella y un escalofrío recorrió toda su espalda.

—Damas y caballeros, esta noche tenemos una visita muy especial—hablaba como a susurros, aunque su voz se escuchara a la perfección—. Es todo un honor poder presentarles a Estella y a su hermana, Lilian.

La escena que tenía frente a ella le causaba escalofríos. Ya no sentía a la sangre en su interior. El terror era lo único que corría por sus venas. 

EstellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora