capitulo nueve

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Las semanas pasaron de forma rápida para mí,cada semana tenía sesiones con Eliza y según ella iba progresando de a poco.

Hoy por la mañana había una sola clase y ahora me encontraba camino hacia el café que acostumbré a ir cada día luego de mis clases.

—¡Lyrita que bueno verte!, ¿Lo de siempre?. —atendió con emoción la misma chica que veía todos los días las últimas semanas.

—Claro. —respondí sería sentándome en la barra.

—¿Qué tal tus clases?. —pregunto sirviendo café.

—Igual que siempre. —respondí cortante, tomando un poco del café.

—¿Eso es bueno o malo?. —ladeo la cabeza hacia la izquierda mirándome de forma divertida.

—Normal, Mack, tienes clientes. —respondí viendo de reojo a algunas personas.

—No te libras de mí fácilmente, volveré. —dijo yendo a atender a los demás.

Sonreí por el esfuerzo que ponía sólo para acercarse a mi, me gustaba sentir esa sensación en el pecho al pensar que de verdad quería llegar a ser cercana a mí.

Tomé mí taza de café y espere a que Mack termine de atender a las demás personas para pedir más, así que me puse a leer un nuevo libro.

—Asesino de brujas, se ve bueno, ¿Lo es?. —sirvió más café en mí taza, mientras se apoyaba sobre la barra con intención de ver lo que leía, sus ojos verdes buscaban intentando leer algo.

—Lo está siendo. —respondí tomando otra taza de café.

—Lyra… —me llamó en voz baja.

—¿Si, Mack?. —pregunte dejando el libro sobre la barra.

—El sábado es mí cumpleaños y bueno, este último tiempo que has venido, y hemos hablado, yo he pensado que, bueno que tu y yo. —empezó a divagar por nerviosismo confundiéndose en algunas palabras

—Mack, tranquila, respira hondo, visualiza lo que dirás y suéltalo. —la guíe de forma lenta, mientras ella hizo lo que dije y respiro hondo antes de volver a hablar.

—Quería invitarte a mí casa el sábado, estaremos solo yo y mí familia, porque bueno no tengo amigos y tu eres lo más cercana a una amistad que he tenido. —dijo avergonzada, sus mejillas tomaron un leve sonrojo y mordió su labio inferior ansiosa a mí respuesta.

Ella me considera su amiga, eso me alegraba aunque no lo demuestre, aunque la idea de ir a la casa de alguien me aterraba desde todo lo que pasó.

—¿Puedo llevar a alguien?, Es que no me gusta salir sola. —pregunte sin pensarlo dos veces, mí primera opción es Jenn.

—¡Claro!, Mientras más mejor, esto… ¿Me darías tu número? Para pasarte la dirección y eso. —respondió con entusiasmo.

—Si, ¿Me prestas tu libreta?. —pregunté apuntando con la cabeza el bolsillo de su delantal.

Ella rápidamente me lo paso, yo anoté mí número y se lo devolví, mire la hora en mí celular y junte mis cosas.

—Tengo que irme, mándame un mensaje y nos estaremos comunicando. —dije sin expresión como era habitual.

—Por supuesto, hasta luego Lyra. —sonrió yendo a atender a las personas.

Al salir agarré mí móvil y marqué a la primera persona que se me vino a la mente.

—¿Jenn? Adivina, tengo una amiga. —sonrei con emoción aunque no pueda verme.

—¡¿Qué?! Cuéntame todo. —dijo del otro lado de la línea con felicidad.

𝐏𝐈𝐒𝐓𝐀𝐍𝐓𝐇𝐑𝐎𝐏𝐇𝐎𝐁𝐈𝐀 ; 𝐉𝐚𝐜𝐤 𝐑𝐨𝐬𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora